Enclavada en tu paz, te flexibilizas y te posicionas con intenciones que ya tienes claras antes de que se manifiesten. Y a veces basta de tu sola intención para que lo que temes no se produzca pues ya has creado las armas para contrarrestar y equilibrar fuerzas. Ese equilibrio reside en la paz, ya no hay batalla que librar, salvo la de dialogar con el ser.
Con tratamientos positivos elevas tu ánimo y tu vibración y no permites que las circunstancias te dobleguen a su antojo. Ya no. No vas a renunciar a percibir el latido de la vida.
Algo divino te mima y te recoges en la serenidad de espíritu como una posición fetal que se alimenta del calor de la madre.
Respiras al ritmo pausado de la madre tierra que te envía dulce néctar que suaviza tus emociones. Ahora, más que nunca, estás en equilibrio y cuando lo dejas de estar, eres capaz de ser consciente de eso para recuperar de nuevo el centro de tu núcleo, aquello desprovisto de recuerdos y creencias, y que no juzga. Es esa parte de ti que se ha cansado de parlotear y seguirle el juego a la crítica. Esto te resultaba agotador. Es preferible limpiarse emocionalmete y adoptar una actitud más neutral y positiva, valorando como milagroso todo lo que obra a tu alrededor y recogiendo su enseñanza como las abejas el néctar que las alimenta. Así, nos alimentamos de lecciones y tras cada una de ellas, tomamos más conciencia del alma latiente que se recoge en el ser. Esa alma merece desplegarse, manifestarse, brillar y tomar a todo de la mano en su camino de luz.
La confusión se marchó, ahora sólo quedan restos que limpiar. Una vez volatilizados, volarás con tus alas en dirección a tu núcleo más esencial del ser.
Desde el reino de la meditación consciente, te pedimos que no dejes de lado tus meditaciones sobre el planeta y que sigas con tu compromiso con el grupo. Generar luz es una poderosa forma de limpieza, que puedes complementar con tus mantras, oraciones o frases favoritas.
Un enfoque de mente hacia dentro puede cambiar el mundo. Dentro está la fuerza del alma que debe tomarse para que actúe en el exterior. La sola concentración en el interno es una fuerza poderosa de cambio.
El vuelo de los pájaros nos informa de cuanto margen de libertad disponen, ese margen debemos buscarlo en nosotros, incluso, en la más insignificante de las actitudes porque un pequeño gesto puede ayudar a recobrar esa libertad y tener clara nuestra dirección. La vela de nuestro navío, entonces, adquiere nuevos bríos y ansias de aventura.
Nuestra confianza es la brújula y el combustible, los pies en la tierra. La embarcación y el mar son las infinitas posibilidades a nuestro alcance y el cielo, nuestra verdad más grande. De este modo, nos embarcamos en un viaje que nos transformará, donde cada vez escarbaremos más en las profundidades del alma, y que nos irá revelando la localización de exquisitos tesoros. El mapa, será el camino, nuestra ruta de navegación cuyo mayor destino es nosotros mismos, nuestro propio conocimiento que extenderemos en cada coordinada del viaje, dejando así nuestra huella en el mundo.
El viaje nunca acaba ya que la energía del alma nunca se agota en una incesante aventura de renovación, fascinación y elevación sin límites.
Adentrarnos en sus aguas es nuestro compromiso y la bandera de nuestro navío, nuestra misión. La música suave en tu vida te envuelve y te conduce al reino angélico.
Te das cuenta de que no te hace falta elevarte para ver que estás rodeada de ángeles cuya luz tiene un valor sublime que tu sensibilidad capta con agradecimento.
Aprendes a sentir calma en medio de la incertidumbre y a permanecer en ese remanso de agua pura y cristalina que corre por los claros emocionales de tu bosque interior lleno de magia .
Tú personalizas esa naturaleja fresca y salvaje, por eso tu alma vieja tiene apariencia de alma joven en un cuerpo joven. La tersura habita en tu piel como un campo de cultivo del que siempre se obtiene suaves briznas de hierba en una superficie lisa y suave. Tu cabello ahora es fuerte y frondoso como el bosque que respira oxígeno en tu valle interior. La fragilidad y la caída han quedado atrás y ahora miras la luz de tu destino como una niña ilusionada con sus vestidos e instrumentos nuevos.
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