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lunes, 9 de julio de 2012

Canalización de los guías

Te elevas desde las profundidades para irradiar luz y trascender la rumorología y el dolor del mundo en una actitud ecuánime que ha logrado vencer lo pusilánime y dejar atrás la cobardía. Tu forma de actuar permite descargar la negatividad y transmutarla para bañar de luz al mundo y embeberse de unidad. 

Descorres el velo de la luz que enciende la mirada libre de parloteo y totalmente desapegada de las cadenas que asedian el mundo.

Desde Irlanda sanas espacios, repartes luz a quienes la necesitan y creas múltiples elevaciones de luz, ondas potentes gracias a la ayuda de seres de otros reinos las cuales permiten a los habitantes terrestres que las reciben ser quienes son y verse a sí mismos en paz. 

Multiplicas esas columnas de forma paralela y las trasladas gracias a seres de luz allá donde sea adecuado. 

Te quedarías siempre en este lugar encantado y mágico que rezuma tu fragancia, tus vivencias, tu aliento y tu alegría más viva e intensa pero tu corazón te llama a regresar a donde tu alma nació para irse desplazando y ofrecer ayuda sin pretenderlo, simplemente, siendo el ejemplo de la luz que pretendes transmitir. Esa decisión te cuesta lágrimas pero siempre se te educó para ser íntegra y hacer lo correcto. Ahora, en cambio, haces lo correcto aunque otros no piensen lo mismo pero tú lo haces de acuerdo al lenguaje del alma y ésta te retorna una calma tan profunda que es como si tú estuvieras fluyendo en el fondo del lago que contemplas con amor. Ves a una niña preciosa que te muestra un camino de imágenes que te parece divertido y motivador. Esa niña te conoce de toda la vida. La ves envuelta en luz. Parece la princesa de los ángeles y, precisamente, ellos te indican que esa princesa eres tú y que debes retomarla para integrarla a tu misión.

El olor a sal del arrecife que circunda el castillo despierta tus sentidos. Resulta un entorno curioso porque cerca está ese lago de agua dulce, el mismo que te devuelve tu imagen de niña inteligente y vivaz que vino a sentir la vida en toda su plenitud y a enviar energía de amor al mundo y a los demás. Esa energía tan poderosa que te imbuyeron en otras vidas y que ahora regresa como un manto luminoso que sabe donde posarse para acoplarse perfectamente a tu piel.

Este lugar es de tal elevación  que respiras en cada rincón pureza y espiritualidad. Este bendito lugar te acerca al esplendor de los dioses pero tu compromiso y pacto hacia los conocimientos de la luz, te impulsan a no mirar el aura de los dioses, sino mirar el aura de los habitantes de la Tierra para hacerla brillar tanto como las estrellas. Para eso, derramas luz en cada espacio que pisan tus pies. Tu abuelo te enseñó antaño que de los reflejos de la luz sobre el agua pueden nacer estrellas gracias a la acción de la magia de la luz. Él te enseñó a hacer milagros sin apropiarte de ellos. 

El conocimiento secreto de los tuyos y recuperado ahora, te sitúa como la heredera de un gran linaje de hadas, elfos, gnomos, duendes y humanos viviendo en armonía y compartiendo conocimiento sanador para la madre tierra que os abriga y sustenta.

Eres guardiana de la luz, una luz de poderes sutiles al inicio y evidentes, después. Éstos pueden llegar a ser devastadores y depravantes si sirven a la oscuridad y revitalizadores y sanadores, si sirven a la luz. Ahora sabes que nunca vas a mirar atrás y que sólo servirás junto a legiones de ángeles que velan tus pasos. 

Te sientas en tu trono con tu cetro de oro rubí el cual es depositario de poderes ocultos y te los va revelando. Los llevas a la madre naturaleza, al agua, a las olas, a las montañas, al sol, a la luna, al cielo infinito para bendecir este mundo que has aprendido a amar desde tu humilde y reservada posición.

El Universo impulsa tus pasos y la madre Tierra se erige como la brújula que señala la dirección de tu camino. El planeta se muestra ante tí con el amor de una madre atenta, cariñosa y servicial y tú lo agradeces sintiendo el pleno equilibrio de tus chacras y enraizándote allá donde estés presente.

Percibes la luminosidad y la potencia de la energía desde tu corazón y la canalizas con la ayuda de tus instrumentos, tu maestro y tus queridos guías, que ahora se muestran frente a ti. 

Sonríes al mundo desde dimensiones superiores y te alías con la conciencia.

                  

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