Tal y como me aconsejaron los guías, sigo canalizando a la Papisa, esa sabia mujer tremendamente intuitiva y conocedora del funcionamiento del karma y de las leyes del Universo en la Tierra:
Sin prisas, ligera y segura de ti misma, te embarcas en tu aventura de avanzar hacia una mente más neutral para no sobrecargar más el juicio crispante que acecha al mundo y produce un sobrepeso de karma.
Utilizas métodos válidos que no cuestionan el momento, sino que se rinden a las fuerzas de luz con quien colaboras para limpiar el planeta.
La luz se desplaza por todas partes, creando espacio para lo nuevo y para que todo pueda fluir con amor. En este punto, sientes que el ruido es una bendición que te permite aplicar tus tratamientos y transformarte con ellos y con tus pequeños gestos e intenciones solidarias. Por eso, ahora sientes más cerca la vida en tu interior y te vas abriendo como las flores al alba que saludan al sol de las montañas, conocedoras que el aliento de vida les brindara sustento.
No inmiscuirte en asuntos ajenos es propio de una mente ecuánime, neutra que se ocupa de sí misma para conocerse en profundidad. A ella es a quien trata de ayudar y no se siente obligada a hacerlo con los demás, si éstos se topan en su camino y siente que debe hacerlo y que el otro quiere recibir ayuda, lo hace, pero si no es así, simplente sigue su camino y permite que el otro también lo haga.
No forzar nada es una de las grandes leyes del karma. De esta manera, lo que deba de hacerse, lo traerá la propia sabiduría del instante y no tendrás duda al obrar así pues es tu luz interior quien te inspira a actuar con el corazón del alma. Solicitar ayuda a este respecto es obrar de forma coherente y activar la ley de la coherencia del Universo, donde tus actos y recomendaciones a los demás implican que debes ser ejemplo de tus palabras y acciones, si no, incurrirías en una carga de tu karma al contradecirte entre tus actos y tus palabras o pensamientos. Cuando se actúa desde el espacio del corazón sincero y abierto, no existe duda pues por él solo fluye la verdad. No tenemos toda la verdad pero al menos vivir sintiendo y actuando desde la de cada cual, otorga sentido a la vida y la dota de comprensión y equilibrio entre en interior y el exterior.
Si das una recomendación y otro persiste en su actitud, déjalo, cada cual vive su grado de evolución y debes respetarlo. Tú no marcas el ritmo de los demás, pero puedes trabajar en marcar el tuyo en alianza con el alma y el corazón.
Sufrir las consecuencias de la actuación de otro, te permite liberar karma, si te flexibilizas y esperas pacientemente a que se de el momento para poder actuar e imprimir tu huella en el mundo. Por pequeña que sea, la espera habrás valido la pena. A veces, te adaptas tan completamente a tu nueva situación, que te olvidas de la espera y simplemente te dedicas a saludar a cada instante y ofrecerle tu colaboración.
Comprometida contigo misma, sabrás cómo colaborar con el momento, sin pretender interferir o coartar su libre flujo.
El control absoluto acaba siendo destronado a precios muy elevados pues nada puede impedir el libre paso de la vida. En el libre paso de la vida siempre hay un componente inesperado y osado que consigue cosas que nadie había previsto gracias a su subestimación o a que deba aprender que por exhaustiva que sea una planificación siempre hay detalles relavantes que pueden escaparse.
El ser humano es capaz de todo, él asume su rol creador y inspirador para miles de persones desde la posición del no miedo y un latido interior tan poderoso que cambia su realidad fervientemente.
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