Mi nieta de luz. No dejaré que acabes como quien acabas de ver. Al contrario, cada día albergarás más luz y por eso tu belleza no menguará al igual que las estrellas tampoco lo hacen. Sólo te pido que me vengas a ver al lugar donde me crié y crié a mis hijos y donde corrí contigo libre por los prados, mientras te contaba mis secretos. Necesito transmitirte mi mensaje.
Sé que ahora mismo no puedes permitirte venir pero tu abuelo lo dispondrá todo. Mi niña preciosa, la vida no te desamparará. Inicia tu proyecto de orientación a los demás, según te dicte tu instinto e intuición y adáptalo a la medida de tus posibilidades. El Universo ya se irá encargando de todo. Ese don clarividente y orientador yo lo poseí pero no llegué a desarrollarlo por la confusión, la convulsión y los altibajos de la época. En mi época mi don no era habitual y lo escondí hasta que lo olvidé por completo. Sin embargo, yo te ayudaré en tu época para que ese don no se oscurezca y sea utilizado en bien propio y ajeno.
Mi espíritu apacible se pasea por las montañas y recuerda tus risas. Eras una niña alegre, inquieta, comunicativa, no tenías miedo y eras preciosa. Si tu abuelo te hubiera conocido en vida, te hubieras convertido en la niña de sus ojos como ya lo habías sido en otra encarnación. Ahora estás llamada a recuperar el legado que lo cambió todo y que te acercará más a nosotros y a otros que ya te sonríen con las alas desplegadas.
Siempre estoy contigo, velándote y alumbrando tu luz. Perdona y libera a tus padres, a ellos les viene lo que les corresponde. Te dejaron una lección de dolor que se está transformando en tu mayor maestra, tu alegría de vivir pues, entre otras cosas, te ha enseñado a reverenciar el milagro que presencias.
Mi preciosa niña, te veo en la casa de piedra natural sonde reposa el conocimiento que pronto despertarás y sacarás a la luz y que te convertirá en la trabajadora nata de luz que siempre fuiste.
El tiempo de oscuridad y de confusión se ha marchitado y ahora empiezas a florecer en tu esencia más pura y natural.
Desde aquí percibo la fragancia de las flores de las montañas, para mí siempre fuiste la flor más bonita del valle.
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