Caminas
lentamente sobre la estela plateada que la luna ha dejado en el mar y te
diriges hacia la orilla para recoger la caricia de las olas y la espuma
vaporosa que dibuja
formas divertidas. Los duendes asoman su sonrisa y te invitan a jugar
con ellos. Los reconoces con amor y no juzgas sus palabras ni sus osadas
piruetas.
Levantas tu vuelo de hada y te diriges allá donde te lleva
ese amor sin condiciones que engendras en la
chispa de tu fuente de luz hermosa y cristalina. Así eres tú.
Vas a
erigirte ahora en ese amor sin apego gracias a poderosos maestros que tras
diferentes apariciencias van a aterrizar en tu mundo para ganarse tu
corazón con paciencia, perseverancia y afecto. Vienen
atraídos porque tú destilas esas cualidades pero necesitas
perfeccionarlas para recordar con lucidez esos orígenes que te
pertenecen y que regresa a ti como tu más preciado legado.
Tesoros de
luz desembarcan en tu puerto emocional para embeberse de ese caudal
de espiritualidad que esparces allá donde tu presencia es requerida, de
igual modo que los animales desprenden naturalidad, sabiduría e
instinto natural allá donde se encuentren: en el bosque, en la pradera,
en las montañas, en las llanuras, en el desierto,
bajo tierra o en terrenos acuíferos o pantanosos.
Saliste
victoriosa de las arenas movedizas que te lastraban el entendimiento y
la perspectiva de miras juiciosa o cabal. Por esta razón, pronto verás
rayos de luz que vienen
a posarse en el haz de luz vertical y luminoso como las estrellas que
te brota del pecho para irradiar constantemente hacia arriba, hacia las
constelaciones de donde eres hija y princesa. Sin embargo, tu incipiente
aceptación, serenidad y reconciliación te han permitido crear ese
espacio personal e íntimo tan necesario para ti. No temas pues ya nadie
puede arrebatártelo. Tú lucharías con coraje, si así se diera el caso,
pues te erigirías como esa guerrera de la luz serena
y determinada a seguir feliz y radiante en su posición terrenal. Vas a
encontrar el punto de equilibrio preciso entre el cielo y la tierra y la
llave de acceso a una mayor luminosidad y claridad al
mundo clarividente e intuitivo.
Recuerda que
cuanto menos juzgues, aquello que no te place más pasa a través de ti
pero no para quedarse sino para pasar de largo. Concéntrate en lo
dichosa que eres y permite
que el instante floreciente te muestre su luz y las sabias respuestas
que están por llegar. Potencia lo positivo y préstale toda tu atención y trabajo espiritual pues te conducirá hacia tu misión.
Sigue enclavada
en tu enraizamiento para absorber la energía de la madre Tierra y
siente su amor, un amor sincero que no pide nada a cambio. Medita sobre
ello y envía energía
purificante alrededor y sobre el globo terráqueo. Te unirás con ello a
la fuerza poderosa que ya están invocando otros muchos y, de este modo,
permites a los maestros ascendidos un mayor margen de acción aquí y
ahora. Ellos precisan de seres en el camino de
la iluminación para ayudar al planeta a que las fuerzas
oscuras disminuyan su acción y comprendan que la Tierra es un lugar de
luz reservado a los maestros que somos todos.
Pídele a tu
madre Tierra que te cuide y que te tome amorosamente en su regazo, en su
núcleo tan lleno de perfección y magia, para que tú puedas incorporar
todo eso en ti y sanar
espacios y ambientes y que, a su vez, esa sanación sea transferida a
los habitantes de dichos espacios.
Cree en el poder de los niños porque
en ellos existe mucha más luz de la que imaginas y muchos de ellos
son diestros e inteligentes maestros encarnados
para facilitar un ansiado cambio por la madre Tierra que acoge a todos
sin excepción.
Ahora
personificas el agradecimiento y eso se refleja en halos de luz que
vienen a bendecirte y a protegerte de la densidad que aún se respira en
el ambiente pero tú envíale tu
aliento hadado y élfico, tu magia y luz sagrada con el pleno
convencimiento de que el conocimiento ancestral que fue tan tuyo
regresa, viene a ti y se posa sobre tu alma y tu mente, como una
mariposa que bate sus alas y su movimiento sutil es percibido incluso
por otras dimensiones. Que a ti u a otros les pase por alto no
significa que no esté, sino simplemente que está esperando a que estés
preparada para ser plenamente consciente del alcance de la magia del
instante y del amor que cada momento de la existencia
es capaz de generar.
Tu rostro ya empieza a recibir ese amor por eso
ahora estás tan preciosa y las estrellas permanecen en tus ojos. Tienes
el cielo dentro y, créenos, en cada paso vas a irlo repartiendo en
semillas que germinarán allá donde otros las esperan
ansiosos.
Sigue floreciendo, mi niña, y refléjate en el sol que ya
empieza a despuntar en el alba de tu alma. Tanta luz disuelve cualquier
miedo y preocupación pues estás demasiado ocupada sintiendo la explosión
de vida en tu interior...
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