Te acercas a Irlanda
con el corazón de una niña asombrada que crer descubrir por vez primera
el paraíso que antaño fue el escenario privilegiado de sus juegos y
risas.
Corres
por las montañas y crees perseguir el viento. Sigues a un conejito que
te señala el camino hacia el río. Una vez allí, te reflejas en la
superficie y ves un ángel. Los seres de luz te abrazan y por fin te
muestran el mapa de la magia de la luz para que, como
su fiel ejecutora, la actives y no te desvíes nunca más de tu camino
recién estrenado.
Has dejado mucho atrás como pago de tu karma. Ahora,
limpia y serena, te yergues en tu castillo de cuento de hadas y te
dejas seducir por el dulce poder de la magia.
Has
aprendido a no dejarte llevar por las ansias de poder, has pagado tu precio, te has
convertido en comedida, prudente y humilde, cualidades necesarias para
llevar el peso de tu cetro.
Cada segundo de tu existencia es una bendición que
recibes con eterno agradecimiento.
Ahora le dices sí al
instante y juntos seguís un camino de maravilla que vives como la niña
hermosa, alegre y desenfadada que fuiste y que todavía conservas. Esa
niña ha seguido un camino duro pero se ha liberado a través de la
aceptación y el desapego y eso, precisamente, la
ha llevado a su nuevo camino en libertad, en paz y en equilibrio y
sintonía con lo sublime de su nueva vida.
Tu maestro te toma de la mano y
te deja a cargo del conocimiento que tanta responsabilidad conlleva.
Pero ahora estás preparada y sonríes a la vida.
Tu pareja te mira, permitiendo ese camino de luz que seguiréis recorriendo
juntos.
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