Pronto amanecerá en tu nuevo horizonte, en esa dulzura de tierra bañada de mar y de aromas frescos, de frutas carnosas, dulces, sabrosas y que pronto degustarás con tu paladar aventurero y agradecido.
La paz que ondea en cada símbolo o icono de esta lugar descansa en lo que configura este territorio apacible, de respiración indígena, oriundo de la belleza, icono de la pureza, estandarte de la fluidez y la mansedumbre nacida de la paz de espíritu.
La preservación de la naturaleza es el propósito más elevado de una humanidad humilde, respetuosa e iluminada, confraternizada con toda muestra de vida, impulsándola a ser, nunca a eliminarla, destruirla o extraerla de aquello a lo que pertenece.
En colaboración con otros reinos, el humano puede alcanzar y completar proyectos de cooperación e integración con otras culturas, civilizaciones y conocimientos cósmicos. Y a eso tú puedes contribuir. No lo crees así pero pronto
comprobarás esa chispa de poder dispuesta a manifestarse en el ahora de tu mundo. Todo cae armónicamente para presenciar el nacimiento de algo mejor.
Trabajas con tu familia cósmica y sientes su luz, su calidez, su hospitalidad. Aprendes de ellos rápido pues te resultan tremendamente afines y familiares. Entras en un templo suntuoso, sagrado, pétreo, de espiritualidad destilada en la luz y la verdad y recibes tanto por el mero hecho de entrar, que es como si todo te recordara lo que habías olvidado que eras. Aquí está tu origen y tu lugar de encuentro con el mundo, tus lazos kármicos quedan saldados, liberados y sanados y se te restituye lo que fue tuyo en origen y procedencia.
Sigues sin creernos, pero eso te convierte en una niña que nada espera, limpia, libre de expectativas o ansias y así creas un espacio para que puedas recuperar lo que nos dejaste en depósito.
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