¡Hola, soy Emilú!
Las regiones áridas han quedado atrás y ahora disfrutas de la plenitud del paisaje. Es un entorno hostil que ante ti se apacigua al percibir la paz de tu alma. Todo a tu alrededor se amansa incluso las fieras que siguen su devenir sin tratar de hostigar, cuando tú estás cerca.
Ese paisaje te resulta desconocido en esta encarnación pero en otra fue tu hábitat y tu reino particular. Tú lo venerabas y ahora es él quien te reverencia a ti. El grito de los pájaros hacia el sol naciente te avisa del ritmo de vida en la selva a la que no debes temer sino integrarte como si fueras parte de ella. Tu preciosa casa es tan amplia que bien pudiera decirse que su jardín incluye el bosque. En él se asientan las hadas, los gnomos, los elfos y los duendes los cuales te miran con su carita iluminada, mientras aplauden para darte la bienvenida.
Todo ha girado mágicamente en la rueda de la vida que tienes ahora a tu favor y que te sonríe con ternura. Aquí sientes que tus miedos se han disuelto y tienes una sensación de enraizamiento muy profunda, como de si de tus pies brotaran las poderosas raíces de las palmeras.
Sabes que nada te moverá de aquí pues has heredado la fuerza de tus ancestros, antaño reyes del bosque y monarcas de la luz. Este estado salvaje y puro de la naturaleza te estremece pero has llegado a él por derecho propio, como hija de la Tierra en la que te eriges.
Cuando la calma amansa el sonido de fondo tras la vegetación, cae un manto estrellado que todavía embellece más a la pradera. Es entonces cuando me reencuentro contigo, en tus sueños y te indico el camino a seguir desde ahora. Orientadora de la luna, renazco cada vez que ella se presenta ante ti para hablarte en sueños y potenciar tu sentido de la clarividencia, algo que las mujeres de entornos tribales hacían de forma natural a lo largo de su existencia.
Sé que te preguntas cómo llegarás hasta aquí pero todo está predestinado y cada paso irá hacia ti por sí solo para que ante él emprendas la acción conveniente.
Hay muchos eslabones que colocar todavía pero al final se formará la cadena que te unirá con este destino que te describo, aunque todavía hoy albergues dudas. Deja que la fe se aposente en tu corazón y te susurre los secretos de los que eres destinataria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario