No juzgues a los que te juzgan pues son presa de su ego. Si te sientes herida por ellos, es tu ego el que lo siente así pues el ser es sano en sí mismo y por tanto ninguna herida puede afectarle.
Cuando algo te afecte, abraza a tu ego como si fuera un niño temeroso que se siente solo y dile que lo quieres y que esa herida que experimenta es falsa
pues tal herida no existe. Regálale a este fantasma herido su herida
pues no es tuya y contémplalo marchándose por la puerta de atrás. Tu ser es fuerte, su luz es limpia y esa luz lo cura todo. Explícale al niño de tu ego que la vida es un milagro y que comparta contigo la maravilla de vivirlo. Si alguien no vibra de igual modo no mereces caer en su juego y mancillar así la sacralidad del ahora, que todo lo
empapa de bendición y de la confianza que regala la entrega completa, el desapego puro. Cada uno es libre de seguir su camino o bien compartir el mismo, si hay respeto.
Quien no honre la vida con su comportamiento y palabras es libre de hacerlo pero tú eliges desde ahora actuar sólo en
honor de tu verdad, escuchando a la voz de tu alma coherente, bella, sabia y perfecta. Tu ego puede integrarse en ella o bien obstinarse en seguir escapando por la puerta de atrás. En este último caso, lo sentirás caer, retirarse, irse a otro lugar donde pueda someter a su huésped. Conviértete en el amo, no en el huésped y rige tu destino con el mismo compromiso con que tu alma eligió regresar para llevar a cabo su plan. No dudes de él porque aunque no te lo parezca, lo estás cumpliendo. Tus guías están a tu lado, impulsándote con ternura y amor incondicional. Ellos te envían mensajes tranquilizadores y te susurran que escuches a tu corazón en meditación. Ahora la vida te presenta retos, riesgos. No dejes que el miedo te paralice, te bloquee ni te amedrente pues los caminos nuevos no siempre aparecen en circunstancias fáciles. Sin embargo, lo necesario para que emprendas tu nuevo rumbo, te vendrá dado por difícil e improbable que te parezca. No dudes de la fuerza de tus guías. Ellos te allanarán el camino y lo impregnarán de luz. Mira la luz y permite que te hable.
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