¡Hola, soy Emilú!
En los manglares los micos y otros monos se afanan a agarrarse sobre las piñas para disfrutar de su sabor. A ellos les encanta, aunque no les resulta nada fácil llegar a la parte tierna de esta fruta. Siempre les queda el consuelo de otras frutas o incluso de pequeños animalitos que pueden constituir su alimento en ciertas circunstancias.
La paz y la pureza que aquí se respira es lo mismo que vivir un sueño. La brisa rodea el alma y clarifica los pensamientos. Se siente un estremecimiento especial y único en la espalda al ser testigo de tanta belleza en su grado máximo de plenitud. Desde aquí el paisaje se divisa pletórico y lleno de vida. Hay un sentido de autenticidad especial en este lugar, es como si el mal no pudiera llegar aquí, enclave reservado a las almas nobles y libres.
Este hábitat medioambiental es clara muestra de la perfección que el planeta ha creado como obra de Dios. El olor aromático de las flores cautiva el alma y encierra un sentido misterioso de la vida que hace que dejes de buscar respuestas pues todo lo que se despliega ante tus ojos personaliza las respuestas que andabas buscando desde hacía tanto que ya incluso lo habías olvidado.
La fauna salvaje es tan diferente... que ni tan siquiera la cuestionas pues sabes que es lo adecuado y que responde a ese sentido sublime donde tu alma anda embarcada. El río de corriente mansa que está delante de tí emite una melodía tan refrescante con el borboteo de las aguas que es como si te limpiara el karma pendiente y recibieras ante ti el regalo de este paraíso destinado a antiguas princesas que se han coronado con el bien de su corazón.
Te elevas confiada y segura de estar en el lugar que te corresponde y sigues andando sin prisa para no perderte la profundidad del instante ni ningún detalle por minúsculo que pareciere. Sabes que la esencia divina permanece aquí incluso en el néctar de las flores y que, en cierta manera, eres espectadora privilegiada y silenciosa de este espectáculo natural que te hace llorar de felicidad. Los animales de la zona perciben esa felicidad en ti y participan de la ternura que embriaga tu corazón. Aquí te reencuentras con lo que eres y floreces tan bella como las flores que se yerguen agradecidas por estar, ser y vivir.
Descubres la bendición de ser en su su grado óptimo y te sientes bienvenida e integrante de cada muestra de expresión que viene a ti. Asi, no hay necesidad de buscar nada pues lo necesario, se acerca a ti con el rostro honesto, limpio e inocente de los niños. Ellos son los guardianes de las estrellas en sus sueños infantiles y vuelan con ellas hacia una dimensión de magia y de imaginación que conecta y se entrelaza a la perfección con lo que has ido creando, dibujando y escribiendo durante tantos años. Hay una comprensión implícita en cada encuentro, una complicidad que te sorprende pero que en realidad sólo responde a la concepción que tienes del mundo, un lugar tan sencillo incluso para el corazón de un niño o de un animalito.
Todo obedece a la maestría de la vida, a un entrelazado tejido con tanta paciencia que ahora ya es imposible destruirlo pues todo lo contrario a él, simplemente se retira para dar paso al propósito despreocupado para lo que fue creado: el de la luz divina en todo lo que baña la Tierra y que bendice por el simple hecho de ser y llevar al instante como fiel compañero de viaje. Aquí tu ser te habla con tanta claridad que ya ningún engaño logra confundirte. Miras a los ojos de la verdad con la transparencia de un lago y todo lo que debe ser revelado llega con la naturalidad con que la lluvia impregna este paisaje de humedad.
Está todo tan fijado en este paisaje que incluso sobran las palabras para dar paso a la experimentación en su estado puro lo cual hace que las palabras escritas estallen por sí solas para narrarte el palpitar del paisaje y quede reflejado en el cuaderno que el mundo va a conocer. Escribe, mientras experimentas y no dejes que tus lágrimas de emoción naciente empañen tus palabras. Encontrarás los recursos para describir el cielo en la Tierra pues este lugar te estuvo esperando durante tanto tiempo que todo ha ido encajando con la magia de tu alma y de otras almas de ruta, de otras vidas, de camino que contribuirán y completarán tu propósito. De hecho, en este lejano lugar también vuelan las hadas y ellas te obserban con ojos amorosos y bañan tus emociones de la dulzura de las frutas exóticas que pronto configurarán tu dieta y purificarán tu cuerpo. Las hadas y otros seres élficos van a hacerse notar ante tu presencia para celebrar la vida y sonreirle con el alma.
Y yo estaré al otro lado, regocijándome contigo y aplaudiendo tu nueva vida, simple, sencilla, sublime, próspera e inaudita ahora ante tus ojos pero tan convergente contigo después, como si el reino de las hadas por fin te hubiera encontrado en la Tierra. Aquí sólo hay paso para el instante que se abre ante ti y que ha venido para quedarse contigo, sin permitir que siga escapándose ante tu mirada maravillada por el milagro que se extiende ante ti.
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