Mi niña pequeña, mi nietecita hermosa. Estás tan llena de luz que tus abuelos desde lo alto, lloramos de felicidad por verte tan resplandeciente. Soportaste mucho dolor y traumas y aún los estás sanando, pero el perdón cuesta tratar de llevarlo al corazón. Las palabras, las afirmaciones, los discursos mentales son un primer paso pero hay creérselo y llevarlo al centro del corazón. Lo irás consiguiendo con paciencia y ternura hacia tu gran ser pues uno de tus pasos en el camino será el de conseguir enormes liberaciones y un sentimiento de libertad tan profundo y auténtico que no podrás negarlo: sentirás tus alas.
Estoy a tu lado guardándote y mimándote. Me siento muy orgullosa por tu paso por la Tierra y aunque no es fácil todos hemos debido superar pruebas complicadas para acercarnos a la grandiosidad a la que estamos destinados.
Poco a poco irás recuperando más recuerdos de chiquilla y de hada de la luz con cetro de reina porque eso eres, aunque para ser reina hay que saber aprender lecciones de perdón, compasión, ecuanimidad y vuelo en paz libre de juicio.
No te preocupes más por no mantener contacto con quien no te merece, no es perjudicial guardar distancia temporal o para siempre con quien no está a nuestro nivel vibratorio pero eso nunca debe excusarnos de afrontar nuestras responsabilidades. Piensa que si hay distancia hoy, mañana puede existir acercamiento con éstas u otras personas, pues la vida nos nutre de tantas personas y experiencias que al final podemos llegar a perder la cuenta.
Tus abuelos te miramos amorosos desde el cielo que nos cuida y que te cuida, que vela porque tu aliento y tu inspiración sigan presentes, fortalecidos, labrando tu camino divino.
Juntas caminábamos por las montañas y sus praderas. Yo las amaba y logré transmitirte mi amor por las montañas y la naturaleza pues allí yo encontré mi paz y mi destino.
Yo quisiera que tú te encontraras a ti misma, que no quede en ti rastro alguno de duda, confusión o pérdida o lamento de aspectos de ti misma, aspetos que tú te has forjado, aunque otros los envidien, sino que te sientas una persona segura de ti misma y completa. Amar el instante es crucial para ello. Encontrar lo sagrado en cada momento es reverenciarlo y llenarlo de luz. Y tú lo estás consiguiendo.
Por eso estás empezando a recolectar bendiciones que se disfrazan en tu mundo en forma de sonrisas y susurros cómplices de múltiples guías a quienes atraes con tu vibración alegre y desenfadada. Por eso no tiene sentido que te preocupes. Si hasta el ruido que antes tanto te inquietaba, ahora sìmplemente pasa a través de ti sin perturbarte, entonces ¿qué más puede preocuparte? Si has vencido una batalla interior clave, puedes vencer todas las demás, aunque tú, más que batallas, vas a encontrar aliados o el apoyo que antaño te negó el Universo para limpiar karma y empujarte a aceptar. Has vencido esta batalla y podrás vencer las que todavía te queden pendientes, mi niña, nos encargaremos de ello. Las batallas pueden ganarse con paciencia, constancia y amor, tal y como lo has experimentado. Todos somos guerreros.
Mi nieta, eres la niña más despierta y constante del mundo. Y no te sientas culpable, si el Universo te regala tiempo libre para descansar. Al contrario, haz con él lo que te plazca. De hecho, lo estás empleando bien. Es el tiempo que precisas para llevar a cabo tu misión difusora de conocimiento de los tuyos, aquellos seres alados que están ansiosos porque los sientas cada día más cerca y que pueden estremecer tu alma con tanto amor y cautivación que no puedas imaginar. Aunque imaginación, mi nieta, nunca te ha faltado pues este don nace del mundo de las hadas y vas a llevarlo contigo siempre. Las hadas sois tremendamente creativas y sabéis improvisar, siempre y cuando aceptéis y os flexibilizéis. Lo estás haciendo bien. Hay situaciones que hay que dejar pasar y otras que hay que enfocar y hacer frente. Discernir con sabiduría es un don que irás adquiriendo conforme te vayas tornando más ligera.
Mi nieta es la luz de mis ojos y mi corazón y es una buena niña, una persona honesta que ha venido a brillar con las estrellas. Tus montañas te echan de menos. Sienten nostalgia de que no vengas a inspirarte y a escribir en ellas y yo también la siento porque no vengas a visitarme al pueblo donde tú y yo corrimos libres y conversábamos en paz.
Sé que te inquieta la recepción de los medios necesarios para conseguir lo que deseas, pero eso déjanoslo a los guías. Pronto sabrás más de mí y de tu abuelo, que está en compás de espera para acercarse cada día más a la nieta que nunca conoció pero que no por eso dejó de amar.
Ve a tu ritmo. Disfruta de tus animales, algunos de ellos, maestros poderosos que te hemos enviado para hacerte comprender sentimientos que algunos humanos no han sido capaces. No los juzgues por ello y en cambio profundiza en el alma hermosa de seres pequeños que encierran tanta grandeza y desinterés (desapego) en su interior poderosamente anclado en el ahora y que colaboran con los seres alados de luz, aquellos tan presentes en las montañas, ¿te acuerdas?.
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