El mundo de las
hadas es un mundo con muchos más efectos aquí de los que crees pues de
lo invisible nacen fuerzas poderosas capaces de hacer mirar a miles y
miles de personas
hacia el despertar de sus horizontes. Por eso, lo incognoscible tiene
una cierta belleza y magnetismo de lo que nacen planetas y
constelaciones.
En el despertar
de estos tiempos nos sentimos impulsados a caminar sin tener claro el
porqué, sintiendo cambios en nuestro cuerpo desde la apatía hacia la
inquietud, desde el
cansancio al agotamiento, para tratar de comprender el alcance de
nuestra misión que aunque no sea fácil bien ha de significarnos limpieza
de karma para ascender a nuestra plenitud de ser y conquistar la paz de
la que tanto somos merecedores aquí y ahora.
El esplendor
que nace del sufrimiento cobra un valor especial y profundamente valioso
pues una vez conquistado, siendo ya conocedores de tanto sufrimiento,
vamos a saborear
el delicioso valor del estar en el momento presente con nuestra alegría
de chiquillos, sin más amargura, retomando para ello los lazos
necesarios y apartándonos convenientemente de lo obsoleto destinado a
malograrse.
La ligereza que entonces experimentamos
nos otorga libertad y desapego para permitir que todo pase a través
nuestro en lugar de tratar de atraparlo a la conveniencia de nuestro ego
maltratador y tirano o de aquellos que nos han tiranizado, aún sin
saberlo. Aunque nos parezca increíble vamos a recibir
la ayuda para esta transición de lo falso a lo auténtico, a lo que es
verdad en nuestras vidas. Caerán estructuras y renacerán cimientos que
merecen ver la luz y ser por sí mismos, sin más prejuicios aplastantes.
Nuestras
vibraciones van a ir aumentando gradualmente ya que la fuerza de la luz
está muy presente en nuestras vidas y va alentarnos a ir progresando en
nuestras lecciones de
vida con el objetivo de ir sintiéndonos más plenos, libres y ligeros.
Vivir desde la libertad nos conecta a nuestra esencia y una vez sentida
con el alma, vamos a ir compartiéndola con los demás con la sonrisa más
grande desplegada en el Universo.
La duda nos
conduce a la convicción y la seguridad, la ignorancia hacia el
conocimiento que precisamos y el cansancia hacia la fuerza del alma, esa
fortaleza capaz de seguir
adelante a pesar de todo y de alzarse con la victoria del ser, una
victoria que no se gana con armas de batalla, sino con la verdad del
corazón que ha aprendido a creer en sí mismo
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