Avanzas hacia un estado de paz infinita con calma y confianza. Como unos patitos que siguen a su mamá, sabiendo que la vida proveerá para su subsistencia en la naturaleza y que su madre no les fallará, ahora la naturaleza se alía contigo para mostrarte el potencia de su belleza y ternura. Esta sensación es tremendamente conmovedora e insulfla vida a tus venas al igual que La Tierra insufla vida cada mañana a su superficie a través del sol.
La vida se abre paso con inocencia, gracia y alegría y esta expresión libre y perfecta estremece tu alma y te acerca a tu verdadero origen protector de la naturaleza salvaje, animal y vegetal. El pato simboliza prosperidad y lucidez, cualidades que se incorporan a tu vida y laten en tu ser.
Acoge a esta familia de luz con desapego y con amor, atestiguando su buen vivir y la frescura que aportan a su entorno. Se te va a contagiar esta sana curiosidad, esta inquietud que te impulsa a absorber la vida sin juicios ni exigencias en un juego donde la vida te da lo que te corresponde sin esperarlo.
El desasimiento y el compromiso con uno mismo comporta la aparición de regalos que no pueden comprarse que demuestran que la vida puede ser milagro y bendición, muestra de la pureza y perfección de la luz divina que reside en todo.
Envía tanta luz a la Tierra que revienten las frecuencias y abre tu pecho hacia el centro oculto terráqueo para que el amor disuelva todo lo que no se le parezca. No dejes tus prácticas de meditación pues te ayudan a abrir tu corazón al mundo y a comprender a los que lloran. A pesar de que en todo existe una ley karmática perfecta, sentir compasión en una situación grave de karma ajeno nos eleva y purifica el mundo. Sentir compasión no interfiere en el karma de otro pero nunca hay que tratar de vivir uno la vida de otro. Es al otro a quien le incumben sus responsabilidades. Podemos entenderlas y ayudar a que no se vivan de forma tan dramática pero nunca hacer lo que le corresponde al otro en este campo. Hay que dejar a cada uno que viva su vida. Ayudar nunca puede convertirse en interferir pues la interferencia crea efectos de karma en el que interfiere en el karma de otro. Ayuda implica que alguien nos lo pida, ayudar sin pedirle puede resultar agobiante o que el individuo no asuma los efectos de la lección que debería de integrar. No podemos entrometernos pensando que hacemos bien. En el fondo, este intrusismo proviene de que no nos escuchamos a nosotros mismos y proyectamos en los demás nuestras carencias, imponemos nuestras opiniones. Sería como una dictadura encubierta que nuestro ego aplica sobre otro, en el cual se cree con el derecho de decir qué es lo que necesita otro incluso en cierta manera obligándolo a hacer algo que a lo mejor todavía no está preparado para asumir. Los que ayudan sin ser llamados en el fondo necesitan ser ayudados y como pretenden evitarlo, para compensarlo lo hacen en los demás, aún sin ser preciso.
Sin embargo, ayudar cuando se precisa, es una labor tan noble que es capaz de borrar todo rastro de karma en quien efectúa la ayuda y contribuir a que el otro vaya sanando en el nivel en que le corresponda. Si no se da que debas ayudar, entonces a lo mejor algo imprevisto y gratuito va a venir a ayudarte o a que lo ayudes de una forma de nunca habías pensado. No te va a costar esfuerzo económico sino una predisposisón a ofrecer medios de cobijo temporales o no totalmente a tu abasto. No siempre se precisa dinero, a veces, lo valioso no reside en él. Esa es ahora tu familia de luz y tenerla contigo te convierte a ti en una bendición. Sigue así y el milagro va a instalarse en tu casa como un animalito manso, dócil y amoroso.
Gracias por acoger a esta familia de luz de miembros diminutos y alegres con alas y gracias a su improvisada mamá que los acoge con un amor sin condiciones. Ella es producto de tus meditaciones sobre este sentimiento. Así que sigue con ellas pues tus meditaciones son capaces de crear. Pero no hace falta que lo veas, tú simplemente cree firmemente en tu papel creador y esperanzador y déjanos a los ángeles dibujar sus efectos.
Sin duda, mis guías se refieren a esta familia de patitos que están siendo criados por mi gallina, gracias a ella, los patitos sobreviven. Ellos fueron encontrados en una antigua piscina, convertida en laguna, en la cual la madre pata había entrado con sus pequeños, pudiendo ella salir pero sus crías no. La propietaria de la laguna los encontró horas después atrapados en ella sin su madre. Los patitos tan sólo contaban tres días de edad. Esta propietaria se puso en contacto con mi familia y ahora los patitos están en mi corral de gallinas.
En la fotografía las crías de pato tienen cinco días de edad. Mi gallinita es un ejemplo de amor sin condiciones y es una gran madre. Cada vez que miro a los pequeños y veo sus juegos, su inocencia y su belleza, siento más vida en mi interior. Gracias, querida mamá adoptiva. Gracias por protegerlos, por quererlos y por velar por ellos. Sé que has venido del cielo y que estás haciendo posible este milagro.
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