Conoces el amor sin condiciones desde los orígenes de tu alma hadada de luz divina. La chispa que en ella se esconde, despierta y aparece por el horizonte de tus montañas interiores. Se trata de aquellas que ofrecen y protegen sin esperar nada a cambio, aquellas calladas pero que hablan a través de la lluvia, la brisa y las tormentas, aquellas que con su respiración y el frescor del valle engendran vida a la vez que son testigo de la belleza que abrigan en la Tierra. Esas montañas ahora mismo se acuerdan de ti y te ven correr libremente cuando eras una chiquilla abierta, alegre y despierta, completamente libre de ser, sin miedos ni tristeza. Retornas a este estado puro que reside en el núbleo de tu ser, listo para manifestarse i enciendes la chispa de amor que el mundo necesita para despertar sin imposiciones al ritmo de la divinidad y de la perfección del alma.
Cada rincón por donde pasas, se llena de tu presencia que es sin tratar de ser. Recoges la paz en tu corazón y a cada latido, la irradias a todos los que están contigo.
Tus palabras escritas también la transmiten y sorprenden a los corazones amilanados que ahora empiezan a tomar conciencia de la nueva vida lista para ser estrenada desde la percepción consciente de cada uno.
Cada paso te lleva hacia lo que te corresponde, hacia lo realmente verdadero de tu esencia bella y transparente, cristalina y angelical. Caminas en calma, en actitud reservada pues dejas el parloteo a otros. Tu actitud discreta te eleva a las frecuencias vibratorias que sólo los corazones sensibles y sensitivos saben reconocer y difundir.
Medita en tu jardín de emociones sinceras y todo lo que deba de acontecer para descubrir el tesoro de tu ser, lo hará por sí sólo y desprenderá bendición y maravilla en el instante en el que esté.
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