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sábado, 1 de junio de 2013

Canalización de los guías

El corazón sencillo de estas gentes autóctonas te acoge con la naturalidad con la que un niño sonríe cuando juega con su mascota. Sin embargo, aquí los animales no son considerados como meras mascotas sino más bien como dioses simpáticos que comparten con nosotros el hábita sobre el que se desarrolla su reino animal. Para respetar a estas divinidades la raza humana debe recordar a fluir con la naturaleza y convertirse en su benefactora. 

En este paraíso de bosques, selvas, volcanes, cordilleras montañosas, praderas, arboledas, ríos, lagos, playas cristalinas,.... se incuban las semillas del nacimiento de la Tierra, ésas que deben protegerse para que los seres puedan honrar a la vida. Esto se enseña en las escuelas y tus alumnos, atentos, escuchan tus historias de hadas que dedican su magia a la preservación de los bosques y de su fauna animal y a la energización de los espacios para canalizar la sabiduría de civilizaciones elevadas. 

Las señales de la naturaleza aquí se comprenden y se obedecen pues para los nativos las palabras de la natureza son sagradas. La naturaleza constituye para ellos esa madre divina que es la verdadera maestra de nuestros corazones. Todo en la filosofía de vida de esta región te resulta tan familiar y tan tuyo que te estremece el alma. Resulta como si ella te hubiera traído hasta aquí, a miles de kilómetros de tu hogar natal, para obedecer a un llamado para transcender y acceder al despertar del ser.  Desde aquí vas a seguir canalizando los mensajes de otras dimensiones y lanzándolos al mundo con el desapego de los maestros que han recordado que la raza humana se distingue por dar y olvidarse de que ha dado.

Un niño te acompaña a su rincón secreto y en él descubres minerales con los que puedes trabajar en tus rituales. Recoges la energía al igual que recoges el agua de lluvia para regar las plantas tropicales de tu jardín o, más bien, debieras decir de tu bosque. En él paseas con total libertad, paz e intimidad y creas espacios sagrados de sanación como círculos de energía o portales energéticos solares o estelares. Y es que aquí eres el hada que viniste a ser gracias a tus compañeros de camino que colaboran a tu propósito sin inmiscuirse, contribuyen al crecimiento y al desarrollo pleno de tu ser.

Hay un sentido especial de magia en este lugar que le confiere un sentido de grandeza al planeta Tierrra. Cado una de nosotros hemos venido a implementarlo, repetiendo existencias hasta conseguirlo y alzarnos por encima de la oscuridad como el sol que se alza, imponente y natural, en el firmamento. El sol ama a las montañas, a la vegetación por eso se yergue y los nutre. La lluvia se alía con él para este propósito, formando un equipo divino que alimenta el fin para el que fueron creados.

Experimentas con claridad y nitidez como Dios te tiende la mano cada día y te guiña el ojo, invitándote a sentirte niña y a recordar de cuánto eras capaz. Todo esto a través de las almas limpias de estos niños que te están recordando que creas en ti misma y te atrevas a mostrar  tu luz  en este enclave puro y energético que te maravilla.

Cuna de la perfección divina, la biodiversidad y la riqueza de los bosques constituyen tesoros de valor infinito con quienes te comprometes y fluyes con una facilidad y naturalidad sorprendente.

Aquí vivir te parece fácil simplemente porque eres. Vivir y caminar aquí es pura bendición y puro milagro. Esos puede ser uno de los significados de pura vida: bendición, milagro, pureza. Tienes todo cuanto necesitas para tu nueva vida sencilla y feliz. Has encontrado tus raíces pues has despertado de la mentira que te había tomado presa. Sal de la torre de tu castillo y accede a la sala del trono.
 
Ilustra el milagro que envuelve tu alma como si fuera el mayor de los regalos y fúndete en la experiencia del instante. Aquí tu alma se completa  y vuela con la inocencia de las hadas.
 
Los niños te enseñan a imprimir el amor en tus palabras que como fascículos coleccionables despliegan sus páginas al canal directo del  mundo, en cuanto nacen, empiezan a ser reproducidas y difundidas velozmente. Es un proceso que se hace sólo, como si tuviera vida y capacidad de acción o de ser emprendido por sí mismo en cuanto tú te ofreces o le infundes tu chispa.

La vegetación luce esplendorosa esta mañana, las hojas de los árboles y matorrales parecen brillar con más intensidad al reflejarse en las gotas de lluvia la luz del sol. Cada gota es un pequeño diamante que con su luz reparte el amor del cielo, que crece en la Tierra. Esta selva te envía amor y tú te dejas querer, conducida por una fuerza invisible pero presente que todo lo anima y lo vivifica.

Todos ocupamos un lugar único y privilegiado en el planeta. Un lugar que nos empuja a recordar nuestros orígenes y a embebernos de autenticidad al igual que del manantial beben almas repletas de pureza que vienen a reencontrase con lo que son. Son almas maestras, que vienen a recordar y son conscientes del presente que hace de lazo para el resurgir de los recuerdos. Son almas que despiertan.
 
El momento presente se acuna en sus almas, corre libre como un chiquillo, se expresa libre en su esencia y lleno de transitoriedad y belleza.

Momento a momento si somos por nosotros mismos, nos imbuimos del ahora que acabará estremeciéndonos en su perfección, conduciéndonos al perfecto encaje de nuestro ser en cada segundo que tenemos la dicha de vivir. Presentes con imparcialidad, Dios se expresa de forma natural y habitual a través de nosotros, fluyendo en la divinidad del ser, creyendo en la fuerza motriz que todo lo crea y que nos otorga el papel creador de que todos disponemos.

Los árboles y las flores destilan luz proveniente del techo a la vida, irradiada desde el firmamento. Te hallas en un lugar retirado del bosque y percibes en las venas el decurso sabio con que todo fluye cósmicamente. Aquí nada es forzado, todo es espontáneo y natural.. 
Te llenas de esta energía viviente que te colma de paz. Las flores desprenden su aroma el cual te llega más profundamente al ahora gracias a una bocanada de aire fresco. Soy Emilú y yo te envío esa ráfaga de aire como señal de mi presencia y de que tu aura y la mía estaban unidas en origen. Compañera hada, consigues impregnar la esencia hadada en este bosque donde encuentras tu varita y emprendes un rumbo energético evidente y bien recibido. Me acerco a ti y te sientes reconfortada. Percibes lazos familiares, verdaderos, amorosos.

Amas tu realidad y, cuando te sugiere un cambio, pones manos a la obra. Tu familia estamos contigo y no permitiremos que quienes te hicieron tanto daño, te desgarren y quienes te perjudican, sin ser conscientes de la carga de karma que se crean, consigan entorpecerte.

Lazos insanos se desvanecen para que tú, hada, puedas volar con tus alas y encontrar tu varita. Es más sencillo de lo que piensas, y, en eso, los que te esperan serán tus maestros: los Maestros de la Sencillez y de la Presencia Respetuosa.





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