Cree en tu capacidad narrativa, en tus descripciones del paisaje, del estado de ánimo de las personas y de la grandeza de sus acciones.
Ahonda en la belleza narrativa, en los pequeños detalles que añaden azúcar a la vida y en la cotidianeidad de lo humano. Viniste a recrearte en el mundo de las letras, a saborear la música de la poesía y a enmarcar el escenario de novelas e historias que rayan lo fantástico.
Viniste a traer la magia de las hadas a través del mundo literario en sus diversas formas y a trabajar con la energía meditativa para verte por dentro, a ti y también al mundo y así iniciar el camino de transformación propio de cada uno. Engrandece versos y párrafos, reflexiones y relatos repletos de espiritualidad y del latido de tu corazón.
Puedes finalizar lo que empezaste con calma en cada acto y reservar tiempo para tus ilustraciones y letras. Las hadas vamos a impulsarte en tu camino difusor y a dirigir la luz hadada hacia tu misión. No dispersarte mucho para focalizarte y concentrar tus energías es vital. Marcar límites a los que te piden demasiado resulta cabal y crucial pues si no, te desviarás de tu camino.
Cada cual debe responsabilizarse de su camino y hacer aquí el trabajo que en su contrato de vida pactó al partir de la luz.
Pretender hacerlo por otro o forzar a que lo haga por él mismo significa rehuir el propio propósito. Así que sólo ayuda en la medida de tus posibilidades, hasta donde puedas llegar para no perderte por complacer o temer a los demás. Desaféctate, desarráigate, deslígate de la toxicidad humana y céntrate en lo bonito. Identifica las debilidades hasta tal punto de ser capaz de relatarlas pero no pienses que todo está viciado pues la verdad existe en lugares que ni imaginas.
Sueña con tus lineas y adéntrate en tu mundo escrito e ilustrado con el afán de un niño que
sabe que se halla ante el cofre del tesoro.
sabe que se halla ante el cofre del tesoro.
Ve lo negativo desde la posición de distancia que te permita no juzgarlo, mantenerte al tanto pero sin calificarlo para no añadirte a la atmósfera enjuiciadora que planea sobre el mundo.
Comprende más que tratar de que te comprendan pero que no dependas de la aprobación de los demás también implica que no te sometas a sus caprichos y que dejes clara tu posición. Da igual que no plazca a alguien pues no has venido a contentar a los demás sino a comprenderlos y entender las razones de la actuación de la mente humana sin dejarte llevar por miserias emocionales, pero sí comprenderlas, mientras mantienes la mente neutral, en silencio. Cuando mires a los demás, no mires sus palabras, sino mírales adentro. Ese es tu rol aquí. Si identificas incoherencia, entonces trata de encontrarla en tu interior y neutralízada con mayor claridad para equilibrarte. Pero si ves un rasgo positivo en alguien, llénate de él y convéncete de que eso ya reside en ti, así que sigue embebiéndote de eso y poténcialo.
Saboréate a ti misma a través de los demás, reflejada en sus actos y encuéntrate a través de cada uno de ellos. Familiarízate y conécete a través de ti y de tu espejo en otros pues todos nos reflejamos unos a otros y somos maestros y alumnos a la vez. Venir sólo a enseñar es propio de grandes maestros y ni ellos logran escaparse de los efectos de sus acciones o karma, si olvidan.
Todos venimos a recordar lo que somos pero para ellos precisamos de un entrenamiento para completarnos y llevarnos de regreso a lo que siempre hemos sido y es que, a veces, no queremos mirar a lo que está ante nuestros ojos. Si lo de afuera no te gusta, entonces mira adentro y quédate contigo. El milagro nace en uno mismo e irradia hacia los demás, cuando alcanza su justa proporción para manifestarse. Así que agita tu varita mágica...
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