Un maestro nos enseña puntos importantes en nuestra misión que al integrar hará que dejemos atrás pautas que interfieren en ese propósito. Puede enseñarnos con su ejemplo ya sea etiquetado por nosotros como positivo o negativo y también puede enseñarnos en aquello que él no sabe hacer pero que nosotros debemos aprender a hacer.
Un maestro que no resulta coherente ni en sus palabras ni en su actuación, esto es, que no predica con el ejemplo siempre nos va a mostrar supletoriamente que nosotros tampoco lo somos en algún aspecto.
Debemos tomar conciencia en qué aspecto o aspectos no somos coherentes y esforzarnos por traer a nuestra vida esa coherencia que hará que tengamos una visión más clara y realista de las cosas. Al adquirirla, podrás comprenderte mejor y también a otras personas. Si las personas de tu entorno hacen burla, critican y hablan demasiado, entonces pueden enseñarte que en un aspecto de otros respecto a ti o de ti respecto a ti misma, te estás criticando sin hacer nada más que eso. Toma medidas y habrás aprendido algo nuevo.
No participes en conversaciones que no te nutren y así estas personas que no comprenden el significado sagrado y el gran poder de las palabras, no te absorberán las energías ni provocarán que tú acumules el mismo karma que ellas se generan con el peso cargante de sus conversaciones intrascendentes o insidiosas. Considéralos no como tus amigos sino como tus maestros que vienen a enseñarte sin ser capaces de enseñarse a sí mismos pero que la vida acabará por enseñarles a ellos la misma lección que ellos te están enseñando a ti.
Venir a la escuela de la Tierra implica un curso continuo de aprendizaje del alma y de saber reconocer los engaños del ego lo cual debe de hacernos más comprensivos y tolerantes pero no más sumisos ni condescendientes.
Mantenerte neutral en cualquier posición menos en aquellas en las que corresponde al alma tomar y comprometerse con el timón, es algo que te ayudará a no dejarte limitar por la sustancia pegajosa invisible que sobrevuela el ambiente, cuando estos maestros, a quienes podríamos llamar maestros invertidos pues nos enseñan lo contrario a lo que ellos hacen, están cerca. No deben conseguir que te sientas mal por no ceder a sus chantajes emocionales ni descolocarte. En realidad, actúan como si la que estuvieras fuera de lugar eres tú porque te consideran extraña o diferente. Muchos de ellos actúan por inercia, por imitación, como si se dejaran arrastrar por la tendencia de moda del momento al no ser creativos, pero ¿ si ni tan siquiera creen en sí mismos (por eso se quejan siempre y se centran en los “defectos” o lo que no se aviene a sus mentes), cómo quieres que crean en ti?
Hazlo tú por ellos, cree en ti misma sin importarte que tales individuos no aprecien tu luz. No lo hacen porque en ellos hay más oscuridad que luz y eso es perderse en la vida. Sin embargo, también tienes o has tenido maestros que te enseñan desde su ejemplo valores del alma. Esos son valiosos pues no necesariamente nos enseñan, causándonos dolor. Son maestros que no necesitan hurgar en la vida de los demás pues la suya propia les llena y a ella están plenamente dedicados y comprometidos por el amor a ellos mismos y al alma o almas a las que sirven.
Imagen registrada*
El misterio de la mente humana es uno de los más intrigantes y emocionantes. Debemos buscar comprender más que el hecho de que nos comprendan a nosotros pues el que nos comprendan puede implicar necesidad de reconocimiento y aprobación de los demás. Además, no siempre serás comprendida y eso no te debe impedir seguir a tu corazón, aunque no plazca a los demás que te tachan de egoísta, cuando ellos en realidad sólo te utilizarían para sus propósitos. Ese no placerles es resistencia por parte de ellos y por tanto acumulación de karma que luego tendrán que devolver pero debes saber discernir cuando sus palabras son nobles o sobrantes para ti pues a veces sus palabras pueden advertirte de cosas importantes. A una crítica constructiva siempre debes darle la bienvenida y tenerla en cuenta.
Si algo no te gusta y depende de ti, cámbialo y si no puedes hacerlo, acéptalo hasta que puedas cambiarlo o acabar aceptándolo como parte de tu vida que viene a hacerte cambiar, aunque no quieras. Acéptalo cuanto antes mejor pues toda falta de aceptación es resistencia y, por ende, acumulación de karma. Luchar por lo que no quieres aceptar por ser contrario a tus valores es una opción que requiere coraje y madurez. Los irresponsables nunca harían eso, prefieren encerrarse en el cómodo papel de víctima que les atrae la atención de los demás y unas migas de su afecto. Afronta la vida, focalízate en lo importante y descarta lo superficial y en tu rostro brillará la luz.
Separa el grano de la paja, escucha a quien debes escuchar y no escuches a quien no lo merece, perder el tiempo no hace para ti. En lugar de eso, inviértelo en ti misma en lugar de hacerlo en un necio que nada va a brindarte y al estar a gusto contigo misma, llegarás a los demás sin dejarte manosear emocionalmente. Sé tú misma, acepta la imbecilidad del mundo pero no te dejes apresar por ella. En este sentido, la humanidad ya tiene suficientes cautivos y es necesario empezar a cambiar.
Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustración inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustración: Acuarela
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