Libertad y prosperidad pueden ir cogidas de la mano, si decides ser feliz y poder disfrutar del tiempo libre para saborearlo. Si no, no tiene sentido y no estaría vinculado a un estado auténtico de felicidad.
Viviste en un estado absoluto de libertad que puedes, en cierto grado, revivir aquí. Para esto tienes a Uriel. Pídeselo y visualízate elevándote con tus alas en la Tierra por encima del sufrimiento, trascendiendo el ego martirizador y disolviéndote en uno solo.
Todos somos prósperos. Todos tenemos derecho a disponer de los medios necesarios para cubrir nuestras necesidades y ampliar nuestros conocimientos y experiencias.
Todos nacemos con todo lo que nos hace falta para vivir desde el ser pero el reto es que normalmente nos recuerdan los que nos rodean que hay que vivir para fortalecer la posición y la supremacía del ego mediante los juicios, las comparaciones, la competitividad, las prisas, la envidia, la rabia, la culpabilidad, la manipulación, la falsedad, las costumbres, las exigencias y un sinfín de razones que contribuyen a inflar las arcas emocionales de un ego tiranizante y déspota, que se yergue como el soberano de un mundo a sus pies. Hacerlo caer del trono y revocar su poder requiere de convicción, fuerza, paciencia y una perseverancia digna de los más elevados seres de luz. Pero todos somos seres de luz a pesar de nuestra forma física.
La meditación y la quietud de la mente son nuestros fieles aliados, entre otros, para regresar al estado natural del ser en su rol de rey o gobernante, cogiendo su cetro de luz y sabiduría.
Vivir desde nuestra verdad y la humildad de un amor que no busca destacar ni imponer es propio de personas espirituales que elevan la vibración del mundo con su sola presencia. Pero humildad no implica dejar de lado la dedicación y el respeto por uno mismo y su autoestima.
Aquél que pretenda dañarnos ha de obtener un no por respuesta o un distanciamiento. Ello no es ser intolerante sinó que nos coloca en una posición justa y legítima de autodefensa. Sin embargo, a veces se cede por tolerancia o flexibilidad. La voz del corazón es la que nos enseñará a discernir la verdad. Saber escuchar y reconocer a los sabios es un don. Los niños son unos grandes sabios que a veces olvidan cuando se hacen mayores.
Sentirte niño o niña es una forma de acercarte a todo eso que tenías incorporado desde tu nacimiento y que se constituye un poder capaz de salvar vidas y de elevarlas a la altura del altísimo.
Todos estamos aquí para elevarnos tarde o temprano, aunque te parezca que no. Perder el tiempo en actitudes contrarias a ésta es escoger un largo y árduo camino de karma que aleccionará a una mente distorsionada que debe rectificar para actuar en beneficio de todos. No juzques a estas mentes por su baja vibración pues les confieres fuerza sin saberlo. Si el diálogo no funciona, un distanciamiento prudencial es propio de una mente neutral que sabe mantener una posición de distancia idónea para observar la situación imparcialmente desde el mejor ángulo sin que esta situación determine o condicione su experiencia.
Comprender a estos individuos nos hace entender su posición pero ceder a sus pretensiones nos rebaja y nos hace sentir mal.
Siempre recibirás la ayuda que necesitas, no la niegues y cree en ella. Aceptar aunque no compartamos nos ancla en el ahora y nos otorga la fortaleza de soportar o sobrellevar el momento hasta que podamos obrar o atisbar el cambio. No debes crearte expectativas porque acabarán aprisionándote o ahogándote. Sólo vive aquí y ahora, confiando en que sucederá lo mejor para tu alma, para tu evolución espiritual y que tu camino de luz se manifestará tal y como está previsto por la acción de tus guías.
Cada gota de lluvia deja un rastro de esperanza y la semilla del crecimiento interior en cada uno de nosotros. No todo resulta tan frío como parece. La superficialidad se irá derrumbando...
Para Carme
Viviste en un estado absoluto de libertad que puedes, en cierto grado, revivir aquí. Para esto tienes a Uriel. Pídeselo y visualízate elevándote con tus alas en la Tierra por encima del sufrimiento, trascendiendo el ego martirizador y disolviéndote en uno solo.
Todos somos prósperos. Todos tenemos derecho a disponer de los medios necesarios para cubrir nuestras necesidades y ampliar nuestros conocimientos y experiencias.
Todos nacemos con todo lo que nos hace falta para vivir desde el ser pero el reto es que normalmente nos recuerdan los que nos rodean que hay que vivir para fortalecer la posición y la supremacía del ego mediante los juicios, las comparaciones, la competitividad, las prisas, la envidia, la rabia, la culpabilidad, la manipulación, la falsedad, las costumbres, las exigencias y un sinfín de razones que contribuyen a inflar las arcas emocionales de un ego tiranizante y déspota, que se yergue como el soberano de un mundo a sus pies. Hacerlo caer del trono y revocar su poder requiere de convicción, fuerza, paciencia y una perseverancia digna de los más elevados seres de luz. Pero todos somos seres de luz a pesar de nuestra forma física.
La meditación y la quietud de la mente son nuestros fieles aliados, entre otros, para regresar al estado natural del ser en su rol de rey o gobernante, cogiendo su cetro de luz y sabiduría.
Vivir desde nuestra verdad y la humildad de un amor que no busca destacar ni imponer es propio de personas espirituales que elevan la vibración del mundo con su sola presencia. Pero humildad no implica dejar de lado la dedicación y el respeto por uno mismo y su autoestima.
Aquél que pretenda dañarnos ha de obtener un no por respuesta o un distanciamiento. Ello no es ser intolerante sinó que nos coloca en una posición justa y legítima de autodefensa. Sin embargo, a veces se cede por tolerancia o flexibilidad. La voz del corazón es la que nos enseñará a discernir la verdad. Saber escuchar y reconocer a los sabios es un don. Los niños son unos grandes sabios que a veces olvidan cuando se hacen mayores.
Sentirte niño o niña es una forma de acercarte a todo eso que tenías incorporado desde tu nacimiento y que se constituye un poder capaz de salvar vidas y de elevarlas a la altura del altísimo.
Todos estamos aquí para elevarnos tarde o temprano, aunque te parezca que no. Perder el tiempo en actitudes contrarias a ésta es escoger un largo y árduo camino de karma que aleccionará a una mente distorsionada que debe rectificar para actuar en beneficio de todos. No juzques a estas mentes por su baja vibración pues les confieres fuerza sin saberlo. Si el diálogo no funciona, un distanciamiento prudencial es propio de una mente neutral que sabe mantener una posición de distancia idónea para observar la situación imparcialmente desde el mejor ángulo sin que esta situación determine o condicione su experiencia.
Comprender a estos individuos nos hace entender su posición pero ceder a sus pretensiones nos rebaja y nos hace sentir mal.
Siempre recibirás la ayuda que necesitas, no la niegues y cree en ella. Aceptar aunque no compartamos nos ancla en el ahora y nos otorga la fortaleza de soportar o sobrellevar el momento hasta que podamos obrar o atisbar el cambio. No debes crearte expectativas porque acabarán aprisionándote o ahogándote. Sólo vive aquí y ahora, confiando en que sucederá lo mejor para tu alma, para tu evolución espiritual y que tu camino de luz se manifestará tal y como está previsto por la acción de tus guías.
Cada gota de lluvia deja un rastro de esperanza y la semilla del crecimiento interior en cada uno de nosotros. No todo resulta tan frío como parece. La superficialidad se irá derrumbando...
Para Carme
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