Te sientes bien pues respiras la fragancia del ser y expandes la luz de la conciencia universal de la que formas parte desde tus orígenes. Las estrellas guían tus pasos y el poder de la oscuridad de la noche te lleva de la mano, aunque tú creas que vas a tientas, hacia los tuyos, hacia aquellos que cada vez percibirás con mayor claridad y que rebosan de amor para transmitírselo a la niña que fuiste y que ahora debes despertar. Esa niña empujará lo que eres con la naturalidad de una chiquilla que sabe a donde tiene que ir y que palabras y actos llevar a cabo, siguiendo la voz de su intuición y sus pasitos pequeños pero seguros.
Sonríe y siempre que puedas compórtate como la niña que fuiste y eso será el mejor de los reclamos para que ella abra los ojos y se dé cuenta de que quieres integrarte con ella para seguir vuestro camino cogidas de la mano. Ella sabe dondé se halla la energía de las estrellas y las montañas que presenciaste durante tanto tiempo y que están impregnadas de tu magia, de tu magnetismo y de tu encanto.
El planeta Tierra va a procurarte recuperar tu espacio para embeberte de paz y de la presencia de tu ser, que con el reverenciamiento del instante y el embelesamiento o la sacralidad que todo lo preside, te llevará directa al pleno potencial para tu desarrollo espiritual y kármico del momento. Verás la luz emanar de ti con el calor de un volcán regenerador que te recuerda que eres un ser magnánimo con el poder de saber moderar tu poder y tu llama de energía al servicio de la necesidad del instante y del entorno. Los sabrás ponderar y moderar gracias humildad y desapego.
Las hadas, incluso las que estáis encarnadas en la Tierra, gustáis de parecer invisibles y, por tanto, huís del protagonismo de la vanidad o la interferencia o comparación hacia los demás, más bien, os adaptaís al tiempo y él se adapta a vosotras, reconocedor del gesto de vuestra magia natural, sencilla y divina pero libre de intención o de condicionamiento, por eso, a veces haceis grandes cosas casi sin querer, sólo con vuestra presencia y vuestro aroma de espiritualidad y de luz hadada o élfica. El miedo os resta margen de acción, así que actuad como mande el corazón y no os dejéis amedrentar por comentarios ajenos que nada tienen que ver con la perfección del ser. Eleváos para retomar la perfección que sois y perfeccionaréis a los demás, pero no tratéis de controlar el proceso sino que permitid ser guiadas por él y dejaros llevar por él: libres, ligeras, livianas, etéreas, desplegando alas y corazones, alma y belleza, amor libre de condicionamientos.
La melodía del alma se esparce en torno a tu alrededor y su instrumento reside en el corazón del ser: fuerte, estable y eterno, libre de caminar allá donde le conduzca su misión.
La madre Tierra recibe tu cariño y su admiración por la belleza de la naturaleza y de los entornos acuosos, vegetales, animales y minerales y te lo agradece. Te toma en los brazos de la brisa y te envía gotas de agua dulce que te refrescarán el alma y tus recuerdos de niña de las montañas. Ella se posaba como si fuera una mariposa sobre las piedras del agua del río y le sonreía a su padre sol y a su madre luna. Era una niña hermosa y alegre y tú la incluyes, la contienes y váis a fundiros en un abrazo eterno, tan luminoso y afectuoso que provocará enormes efectos en tu vida presente.
Sigue sintiendo el corazón de la vida y centrándote en tus ejercicios de introspección y lectura para potenciar tu tercer ojo, el ojo de las hadas que bajan a evolucionar para transformarse en seres espirituales de mayor elevación.
Los ángeles te bendecimos y recuerda que Uriel siempre camina contigo, él es tu guía principal y tu profesor y va a continuarlo siendo en otros planos, si así lo deseas. Algún día enseñarás junto a él en la Escuela del Universo. Tienes tanto que enseñar... aunque no seas consciente de ello. Tu escuela te está esperando y mientras tanto, aprendes en la Escuela de la Tierra.
Deja de llorar y alégrate por ello. Pronto tus ojos se iluminarán con la fuerza de la ilusión y la mayor de las motivaciones.
El milagro te mira directamente a los ojos, a esa mirada limpia y honesta que tiene tan enamorada al Universo...
Sonríe y siempre que puedas compórtate como la niña que fuiste y eso será el mejor de los reclamos para que ella abra los ojos y se dé cuenta de que quieres integrarte con ella para seguir vuestro camino cogidas de la mano. Ella sabe dondé se halla la energía de las estrellas y las montañas que presenciaste durante tanto tiempo y que están impregnadas de tu magia, de tu magnetismo y de tu encanto.
El planeta Tierra va a procurarte recuperar tu espacio para embeberte de paz y de la presencia de tu ser, que con el reverenciamiento del instante y el embelesamiento o la sacralidad que todo lo preside, te llevará directa al pleno potencial para tu desarrollo espiritual y kármico del momento. Verás la luz emanar de ti con el calor de un volcán regenerador que te recuerda que eres un ser magnánimo con el poder de saber moderar tu poder y tu llama de energía al servicio de la necesidad del instante y del entorno. Los sabrás ponderar y moderar gracias humildad y desapego.
Las hadas, incluso las que estáis encarnadas en la Tierra, gustáis de parecer invisibles y, por tanto, huís del protagonismo de la vanidad o la interferencia o comparación hacia los demás, más bien, os adaptaís al tiempo y él se adapta a vosotras, reconocedor del gesto de vuestra magia natural, sencilla y divina pero libre de intención o de condicionamiento, por eso, a veces haceis grandes cosas casi sin querer, sólo con vuestra presencia y vuestro aroma de espiritualidad y de luz hadada o élfica. El miedo os resta margen de acción, así que actuad como mande el corazón y no os dejéis amedrentar por comentarios ajenos que nada tienen que ver con la perfección del ser. Eleváos para retomar la perfección que sois y perfeccionaréis a los demás, pero no tratéis de controlar el proceso sino que permitid ser guiadas por él y dejaros llevar por él: libres, ligeras, livianas, etéreas, desplegando alas y corazones, alma y belleza, amor libre de condicionamientos.
La melodía del alma se esparce en torno a tu alrededor y su instrumento reside en el corazón del ser: fuerte, estable y eterno, libre de caminar allá donde le conduzca su misión.
La madre Tierra recibe tu cariño y su admiración por la belleza de la naturaleza y de los entornos acuosos, vegetales, animales y minerales y te lo agradece. Te toma en los brazos de la brisa y te envía gotas de agua dulce que te refrescarán el alma y tus recuerdos de niña de las montañas. Ella se posaba como si fuera una mariposa sobre las piedras del agua del río y le sonreía a su padre sol y a su madre luna. Era una niña hermosa y alegre y tú la incluyes, la contienes y váis a fundiros en un abrazo eterno, tan luminoso y afectuoso que provocará enormes efectos en tu vida presente.
Sigue sintiendo el corazón de la vida y centrándote en tus ejercicios de introspección y lectura para potenciar tu tercer ojo, el ojo de las hadas que bajan a evolucionar para transformarse en seres espirituales de mayor elevación.
Los ángeles te bendecimos y recuerda que Uriel siempre camina contigo, él es tu guía principal y tu profesor y va a continuarlo siendo en otros planos, si así lo deseas. Algún día enseñarás junto a él en la Escuela del Universo. Tienes tanto que enseñar... aunque no seas consciente de ello. Tu escuela te está esperando y mientras tanto, aprendes en la Escuela de la Tierra.
Deja de llorar y alégrate por ello. Pronto tus ojos se iluminarán con la fuerza de la ilusión y la mayor de las motivaciones.
El milagro te mira directamente a los ojos, a esa mirada limpia y honesta que tiene tan enamorada al Universo...
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