La presencia en el ser te traslada a la grandeza para la que fuiste creada y concebida y te otorga un paraíso interior de libertad sin límites que te reporta gratificantes manifestaciones en el exterior y cada vez te conecta más con las leyes universales de tu dimensión y de otras dimensiones. Al estar aquí e ir dejando de lado el juicio y las rigideces, confieres mayor apertura a tus canales de luz y a los tuyos y a todos aquellos que lo deseen pueden contactar contigo a través de sus mensajes de luz y conciencia.
Las estrellas doradas miran a su niña preciosa y orientan la energía para que un resplandor especial y único te lleve con armonía allá donde el ser desee reflejarse. Una vez conseguido el reflejo, formas parte del todo y el silencio te toma por rehén y conduce tus pasos hasta la libertad infinita del mundo al que perteneces y al que tanto derecho tienes a regresar con un conocimiento de integración de dualidad fundido en la esencia del instante: mágica, neutral, efímera y hermosa en sí misma.
Desde la dualidad te vuelves más comprensiva y aceptas que la vida sea quien te guíe, no tú quien la guías a ella, aunque ella no te desvele tu destino.
Sabes que tus pasos los orienta el corazón, tu intuición y la voz interior de tu alma, así que te embarcas con paz y seguridad en esta aventura de la vida, que te acompaña durante tantas existencias.
Aquí encuentras la puerta de acceso a tu reino de origen, aquí has conocido el amor y la traición, la belleza y la fealdad, el dolor y el placer, lo ideal y el desengaño, la verdad y la hipocresía, entre otros y tantos otros matices intermedios entre ambos lados de la balanza. Con todo ello, tu alma ha ganado fuerza, luz y entendimiento y ahora debes ahondar en tu paz, esa que dejaste de lado y que ahora llama a tu puerta y te susurra que la dejes entrar. En realidad, siempre ha estado contigo, esperando a que la escucharas y lo ha hecho con paciencia, así que tú ahora ten paciencia contigo misma y encuentra en tu serenidad la belleza para la que el Universo te creó. Tú eres tu regalo. Ábrete a tu envoltorio interior y sembrarás fuera semillas de alegría serena.
Tu madre, la Madre Tierra, sabe que vas a plantarlas en su vientre terráqueo y que sensibilizarás una vibración que viene preparándose desde hace tanto tiempo... Escucha los susurros de la Madre Tierra en la brisa que te acaricia por dentro y por fuera, en la vocecita de los ángeles y las hadas, en la observación cauta de los elfos y en la voz de todo lo que te rodea y que está predestinado a formar parte de ti. Lo que no, simplemente, suéltalo. Así, tu luz brillará con fuerza y el cauce de la existencia se desplegará de forma automática, guiado por la conciencia con tu beneplácito incondicional.
Las estrellas doradas miran a su niña preciosa y orientan la energía para que un resplandor especial y único te lleve con armonía allá donde el ser desee reflejarse. Una vez conseguido el reflejo, formas parte del todo y el silencio te toma por rehén y conduce tus pasos hasta la libertad infinita del mundo al que perteneces y al que tanto derecho tienes a regresar con un conocimiento de integración de dualidad fundido en la esencia del instante: mágica, neutral, efímera y hermosa en sí misma.
Desde la dualidad te vuelves más comprensiva y aceptas que la vida sea quien te guíe, no tú quien la guías a ella, aunque ella no te desvele tu destino.
Sabes que tus pasos los orienta el corazón, tu intuición y la voz interior de tu alma, así que te embarcas con paz y seguridad en esta aventura de la vida, que te acompaña durante tantas existencias.
Aquí encuentras la puerta de acceso a tu reino de origen, aquí has conocido el amor y la traición, la belleza y la fealdad, el dolor y el placer, lo ideal y el desengaño, la verdad y la hipocresía, entre otros y tantos otros matices intermedios entre ambos lados de la balanza. Con todo ello, tu alma ha ganado fuerza, luz y entendimiento y ahora debes ahondar en tu paz, esa que dejaste de lado y que ahora llama a tu puerta y te susurra que la dejes entrar. En realidad, siempre ha estado contigo, esperando a que la escucharas y lo ha hecho con paciencia, así que tú ahora ten paciencia contigo misma y encuentra en tu serenidad la belleza para la que el Universo te creó. Tú eres tu regalo. Ábrete a tu envoltorio interior y sembrarás fuera semillas de alegría serena.
Tu madre, la Madre Tierra, sabe que vas a plantarlas en su vientre terráqueo y que sensibilizarás una vibración que viene preparándose desde hace tanto tiempo... Escucha los susurros de la Madre Tierra en la brisa que te acaricia por dentro y por fuera, en la vocecita de los ángeles y las hadas, en la observación cauta de los elfos y en la voz de todo lo que te rodea y que está predestinado a formar parte de ti. Lo que no, simplemente, suéltalo. Así, tu luz brillará con fuerza y el cauce de la existencia se desplegará de forma automática, guiado por la conciencia con tu beneplácito incondicional.
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