Canalización sobre el silencio

Te envuelve el manto del silencio, ese manto callado y ansiosamente deseado que te enseña que, en realidad, has otorgado demasiada importancia a su opuesto. De hecho, cada vez tomas mayor conciencia de la dimensión sanadora del sonido el cual tiene el poder de elevar la vibración y de hacerte sentir con mayor intensidad.

El sonido alegre y agradable hace que bailes con la vida y que descubras el dulce sabor de una melodía acompasada cuyo ritmo te acerca a otras dimensiones. Aunque estas dimensiones sean silenciosas, curiosamente los efectos del sonido profundo y sanador te llevan a ellas.

Cuando un sonido es un ruido alterador haces bien en pedirle a su alma que se transforme en sanadora, en sonido sanador y armónico para elevarse hacia el infinito y fundirse con la fuente. Sé constante con esta práctica y no desesperes, incluso el ruido tiene la posibilidad de estancarse y quedarse en lo que es, aunque en este mundo nada se detiene en su estado para siempre, sino que está condenado a transformarse. Y resulta curioso porque cuánto tú más aceptas algo, esto más posibilidades tiene de transformarse y de cambiar. La aceptación hace que lo que aceptas y no compartes, pierda poder sobre ti hasta que al final se esfuma en el aire. Di sí te acepto aunque no te guste porque el hecho de que no te guste, te lo impone el ego y decir sí le quita autoridad a ese ego que se crece con tu sufrimiento y que se cree con el derecho a gobernar tu mundo.

Tu ser es eterno y grande y está ahora aquí contigo, siente al máximo y tu ser florecerá, ese es su lenguaje: el sentir, mientras que el del ego es: el confunidir. Detente y aclárate, tomándote el tiempo necesario, no te importe si son días, meses o años pues el ser nunca tiene prisa ya que sabe que tiene toda la eternidad por delante. Eso sí cuanto más escuches a tu ser y sientas su lenguaje a través del sentir, las sensaciones más te estremecerá y emocionará la belleza y la elevación de cuanto te rodea.