Querida Eva:
Desde nuestra dimensión azul te recordamos cuánto te queremos. Nosotros, tus duendes, avistamos tus acciones como si de nuestro horizonte se tratara pues cada segundo no sólo cuena para ti sino para nosotros en el sentido de que gracias a ti aprendemos rápido en este camino donde unos reemplazamos a los otros.
Fuiste nuestra compañera de antaño y a tu regreso nos abrazaremos de nuevo y seguiremos a tu lado.
En tu niñez hubo un lazo azul que recogía tus cabellos. Imagina ahora, Eva, que ese lazo es el lazo de la amistad que compartimos.
Nuestro vínculo azul también nos une al mary al poder de sus aguas purificadoras y terapéuticas. El azul del cielo, en cambio, calma nuestros sentidos y nos invita a recordar en paz. Desde la paz de tu corazón, firmamos en el libro de la vida junto a ti y reforzamos nuestro lazo, insignia celeste de tantas y tantas dimensiones.
Nos alegramos, Eva, de que nuestro regalo te haya reconfortado el corazón. Mereces sonreír de nuevo y dejar atrás tus pesares. Ya sufriste bastante y ahora es el momento de dar paso a la alegría y a la salud. Hábitos de vida saludables generan o engendran corazones saludables y ése es el estilo de vida que se desplegará ante ti.
Te queremos y estamos atentos a tu modo de vida. Mereces un respiro y vivir de igual modo que si llevaras puesta ropa más holgada, sin estrecheces y sin remendar: nueva y con olor a limpio. La novedad llega a tu vida tan fresca como la brisa marina y el rocío que cada mañana despiertan a la Tierra.
Autora texto e ilustraciones: María Jesús Verdú Sacases
Técnica e ilustraciones inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustraciones: Pastel
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