Querida Eva:
Te vemos como un ángel o una hada de luz.
Para nosotros estás llena de bondad y de magia y tu halo luminoso se descubre ante nosotros. Te delata como la hermosa persona que eres que irradia un amor desinteresado y verdadero del cual se nutre. Por eso, te elevas como una princesa de cuento de hadas al reino al que pertenece tu corona, aunque tengas los pies en el suelo, de esta amada Tierra de la que muchos nos enamoramos y a la que hicimos promesa de venerar. Te alzas con tu capa dorada de princesita dulce por encima de muchos humanos que han perdido su luz y les muestras tu tu mirada limpia, radiante y pura.
Tienes una forma de mirar que nos enternece, Eva pues transmites ternura y cariño.
Cada segundo contigo es una bendición para nosotros, tus guías, un milagro que vivimos desde el agradecimiento del Reino Celeste de los Duendes allá donde señorea la alegría y el juego pero donde todavía resuena el eco de tus risas de niña.
A nosotros nos encanta el juego contemplativo y en él te observamos y respiramos en tu corazón humilde y noble. Son cualidades tuyas que nos atraen irremediablemente hacia a ti como el aroma de las rosas y las gardenias o como si de una nube divina de energía se tratase. Es como si estuvieras hecha de la misma energía nuestra. En eso compartimos lazos y vínculos de luz.
Eva, vibras al unísono con las estrellas y desde esta vibración es posible saludar al sol y comprender su posición y sus mensajes, Su calor te reconforta y da vida a tus células. El sol está contigo y te tiene presente en su brillo. También nosotros, que te consideramos nuestra amiga celestial y divina.
Nos halaga que creas y que te convenzas del hecho de que el estar presentes cerca de ti no es un sueño sino una realidad sutil qeu vives con alegría todos los dias de tu vida.
Te quieren:
Tus duendes celestes del alma
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