Querida E__:
Seguimos a tu lado, caminando contigo en el parque, en la plaza, cerca de la fuente, en las calles espolvoreadas de gente que conforman el pastel de la vida. Este pastel, gradualmente, irá adquiriendo un sabor azucarado,dulce, edulcorado que se traducirá en un endulzamiento de tus momentos, empezando por los instantes más íntimos y extendiéndose luego al exterior.
Esos instantes de recogimiento y soledad ya son desde ahora como un terrón de azúcar en tu café que te despierta los sentidos y te hace abrir los ojos del agradecimiento y de la ilusión de vivir, como si fueras una chiquilla desprendida que está aprendiendo a soltar lo que fue, lo que ya no es suyo para relamerse tras los postres de fruta azucarados que tanto solían gustarte de niña. Esa niña preciosa eres tú. Luego un sabor agridulce, más agrio que dulce, se apoderó de ti pero ahora la dulzura ya es tu ingrediente cotidiano y se está posando con la inquietud y la ligereza de las alas de un gorrión que vuela cerca de tu ventana y que, con su canto, te recuerda que no olvides cantarle a la vida.
Saborea tu recién estrenada paz de espíritu y visualízate junto al gorrión, volando ambos y tomando el fruto de la libertad. Es esa misma armonía que te acaricia la cara y le dice a su niñita interna que empiece a caminar con más aplomo y seguridad y que siga bailando con el amor cosido en sus vestidos, impregnando en su ropa, en los lazos que le recogen el pelo, en sus emociones, en cada fragancia de la casa, en sus palabras y en la belleza que esta niña encerró para ahora liberarla al igual que las hadas liberan y despliegan sus alas al viento cada mañana.
Tus guías voladores y que ahora hacemos acopio de la hermosa luz de tu alma, querida E__.
Para E__
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