La sinfonía de los elfos te acaricia el alma. Ellos tocan esa melodía que te resulta tan familiar. Es por eso que siempre regresas aquí, a este paraíso virginal donde las alas del espíritu cobran vida. Estás en casa y estás entre los tuyos. No querrías marcharte nunca pero a veces resulta necesario para garantizar el equilibrio universal.
Quédate quieta, insuflando silencio, cerca del coro angélico. Restableces tu karma de este modo, en este devenir lento de la vida que tanto te complace y te adentra hacia tu propio infinito. En estado meditativo, te acercas a esta dimensión donde todo se eleva y que se ha desprendido del tiempo. Aquí recoges tu dharma, esa cosecha que se ha ido cultivando eón tras eón y que responde a tu verdadera esencia hadada, gnómica y élfica. En ti se aglomeran estas tres naturalezas que se asemejan o acoplan a la divina para configurar tu verdadero ser. Cállate para guardar los secretos que te esperan y disfruta de ellos con aquellos que no juzgan, seres que no pertenecen al género humano pero que se hallan cerca de ellos.
Las sirenas te regalan el contacto con el elemento agua pues él te regenera y activa tus sentidos para reencontrarte con lo que te pertenece. Adiéstrate en tus diseños, ellos forman parte de lo que has venido a traer a la Tierra: las imágenes de los seres mágicos que siguen cautivando a muchos. Estas imágenes o ilustraciones, acompañadas de tus palabras, elevan su voz para hacerse un hueco en el panorama literario y dejar brillar su luz.
Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases
No hay comentarios:
Publicar un comentario