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domingo, 27 de abril de 2014

Canalización de los guías

Sientes la magia ascender por tus piernas en dirección al corazón al ritmo sabroso del ahora y de la música que te hace bailar, no sólo a ti sino a las hadas. Éstas se mueven suavemente, como las olas al llegar a la orilla, donde por cada una que se desvanece al tocar la arena, otra aparece en su lugar. Así es también el movimiento regenerativo y sensual del baile de las hadas donde cada una ocupa su lugar y participa de esta sinfonía de música y movimiento a las puertas de lo etérico. 

Relájate en este harén de luz, color y pasos rítmicos donde cada movimiento se percibe como sagrado y ancestral. 

Reluciente como las estrellas, tu mirada observa este escenario donde cada bailadora forma parte de un juego en la que la norma principal es disfrutar y sonreír con todo el cuerpo. Las alas y los pies se mueven al unísono como símbolo del puente entre el cielo y la tierra del cual tú formas parte activa. Por eso las hadas permiten que las veas ahora. 

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En el bosque los trinos de los pájaros también forman parte de la melodía que anima la danza de las hadas y le confiere un toque de gracia que lo acerca a lo divino. La elevación resulta patente en este espacio entre dimensiones que tú contemplas con los pies en la tierra.

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Tu cuerpo forma uno con el cuerpo de tu amada madre tierra y la sensación que ello te produce es la de una tremenda familiaridad con los elementos de la naturaleza a los cuales consideras como tu brújula. Te sientes más en paz que nunca contigo misma y el bienestar te invade. Ha pasado a ser como otra capa de piel que llevas permanentemente contigo. Libre de ser, te hallas ante tu propósito y lo llevas a cabo con la misma naturalidad con que las estrellas rinden culto a la luz cada noche. En tu atalaya, recibes señales del mundo marino y confraternizas con ellas. Los pobladores del mar y de las aguas duclces están siendo asistidos por ti y por tu equipo para alargar su longevidad y preservar su salud. 

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Los animales de tierra están en equilibrio y eso te complace. Abrazas fuerte a tu mascota y le haces saber una vez más cuánto la quieres. Rodeada de fauna y de flora te has visto a ti misma y te has comprendido mejor. Te concilias con lo que fue y es. Ya no hay necesidad de preguntarse porqué. Todas las piezas se han ido colocando y la de la felicidad es ahora tu mejor abanderada.

Autora: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustraciones inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustraciones: Acuarela y Pastel

Canalización de los guías

A pesar del dolor, has aprendido a amar la vida. No prestas atención a los que no la subliman y aprovechas la enseñanza brindada por estos sujetos para mirarte adentro y saborear la sencillez y perfección del alma

Te quedas contigo, ejercitando tu cuerpo con plena conciencia y paz y sientes la mejora, la cual se irá instalando para quedarse. Te seduce ese carácter transitorio, impermanente, temporal de todo lo visible lo cual te induce a apreciarlo, reconocerlo pero sin aferrarte, permitiendo que parta, cuando llegue el momento. Un fin da lugar a un nuevo nacimiento y eso implica regeneración y cambio. La luz está tomando tu cuerpo físico y lo eleva para que sientas las alas de la libertad. Inicias tu vuelo de hada, sintiendo a flor de piel. El campo huele hoy a magnolia, a rosa salvaje, a jacintos, a pino y cedro.
 

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El canto del ruiseñor te abraza y te recuerda la belleza del sonido. Un gamo husmea a lo lejos y se apresura a marcharse, cuando te ve. Le dices mentalmente que no pretendías invadir su espacio. Las mariposas revolotean a tu alrededor, coronadas por la luz del sol que ilumina con amor el valle mágico donde vives. Bajas a la ciudad y te cruzas con caras amables a la vez que sonríes dulcemente. Te mueves grácilmente entre la muchedumbre en un entorno en el que sientes como pez en el agua. Este lugar te parece un sueño donde las estrellas tienen su propia voz y brillan con la luz del alma. Las hadas se pasean complacidas en este lugar bañado por el sol, la luz y las aguas puras y cristalinas de arroyos y ríos, nacientes de las montañas nevadas.
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Respiras la belleza de la ciudad y su entorno floreciente y sigues recreándote en los detalles de tan hermoso lugar. Has llegado de lejos. Ha valido la pena la espera. Aquí todo es diferente y igual a la vez, tu libertad es plena y esa plenitud te permite ser en toda tu magneficencia y potencial. Relatista e ilustradora, orientas a tu público a la vez que aprendes continuamente de esos niños sabios destinados a liderar y dejar una huella relevante en la sociedad. Tu mente imparcial y neutral encaja a la perfección y se convierte en tu aliada y tu mejor guía pues se trata de una mente aliada con el alma y un ego fundidos en un mismo propósito: servir a la divinidad que brilla en tu corazón. Has sido adecuadamente guidada a esta escala de tu existencia y consideras este hecho como una bendición. Todo aquí resulta un pequeño milagro que experimentas como tal en una actitud continua de agradecimiento y calma. Luces preciosa hoy. Pareces una pequeña estrella que no sólo brilla por las noches sino también durante el día, fundiéndose con la luz de la mañana y atreviéndose a ser en cada ahora, en cada instante en equilibrio con las fuerzas de la naturaleza y los elementos.

Reconduces tu vida con sabiduría y gracia. Pareces una hada, bailando bajo las estrellas del día, sin importarle si éstas se ven o no.
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Muchas cosas han dejado de importarte, empezando por comentarios necios y eso ha aligerado mucho tu carga. Te ha permitido ver la vida con nuevos ojos y acariciar la grandeza de la neutralidad, imprescindible para dejar de juzgar y ser imparcial. Los juicios elevan el peso de nuestro karma, hablamos demasiado y eso nos aleja de la magia del silencio interior, la llave de la iluminación y la sensatez. Tu cuerpo esbelto se confunde con la fresca brisa, la misma que acaricia el rocío cada amanecer, cuando te levantas para ejercitarte y dar las gracias por el nuevo día vivido. 

Llevas a cabo una vida que te encanta y te conduce a descubrirte para alcanzar una mayor comprensión y dialogar con el alma. Percibes que el alma rodea con amor tu cuerpo. Amas tu cuerpo y la luz de tu mirada. Amas todo lo que te rodea con el sentimiento natural que se despierta en los niños por el mero hecho de ser con alegría e inocencia. Hoy los niños te esperan. Están alborotados pero consigues calmarlos y conectar con el despertar de su alma. Ellos saben a que han venido y con su actitud, aclaran tus ideas y te marcan un camino para compartir. Sus almas de juego y ternura te conmueve. Cada uno de ellos es un milagro y sus progenitores alientan este milagro, este soplo de vida que cada uno de ellos es. Sientes que te hallas en tu lugar, entre los tuyos. Te miran con dulzura y no se entrometen sino que te complementan, en una colaboración mútua que se pactó hace tiempo para que ahora se llevara a cabo con naturalidad. Te fundes en esta danza de vida, mientras las hadas siguen danzando al sol, divirtiéndose tal y como hacen los niños.  

La vida se ha convertido para  ti en una diversión donde la preocupación se ha marchado por la puerta de atrás para dar paso a la improvisación y el compromiso con cada momento. El ahora se enraiza en tu pecho con la fuerza de las raíces de los árboles, que, confiados y serenos, mueven sus ramas y hojas, agitadas por el viento. Dilucidas un entendimiento que va más allá del concepto y que está desprovisto de forma y vestiduras. Es un conocimiento desnudo, que se manifiesta tal y como es y que te impulsa a experimentar a cada cual y cada circunstancia tal y como es sin pretender modificarlo, aceptando su holgura, su espaciosidad, su ser de ahora, aunque a simple vista no siempre resulte patente. Aprendes a ver con los ojos del alma. Tu rostro está iluminado por una luz especial que te convierte en un ser sin juicio que se ha desprendido de todo lo innecesario, aceptando la impermanencia y la transitoriedad de todo lo que existe, gobernada por la eternidad del alma pues la dualidad se alimenta de los contrarios.


Cada segundo te recuerda lo que eres en este recordar de la magia de las hadas en la Tierra, dura y suave a  la vez, compleja y sencilla como la verdad de la existencia a la que accedes con misma la humildad y certeza con las que recorres tu camino. 

Autora: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustraciones inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustraciones: Acuarela y Pastel

viernes, 18 de abril de 2014

Canalización de los guías

La tristeza te invade y te toma como su rehén. Todo en la vida tiene su final pero también su inicio. La eternidad del alma es lo que no es transitorio ni siquiera en la dualidad. El alma es eterna y trasciende el mundo conceptual para elevarse en la magneficiencia del ser. La meditación y la reubicación mental pueden ayudarte a soltar lastre que sólo interfiere y obstaculiza tu libre albedrío y tu ascenso al ser.

Quédate callada, en silencio y escucharás el latido divino, algo que podrás sentir y que te enaltecerá los sentidos para sentirlo y describirlo como lo más bello y excelso de la existencia humana. Ese hálito, ese soplo divino transfiere la eternidad en la transitoriedad y te ayudará a comprender tu existencia y a no dejarte cautivar por lo falso. Cree en lo verdadero, lo auténtico, eso que nos llevamos incluso al más allá y deja atrás todos los sentimientos negativos que te enganchan a la densidad de la tercera dimensión. Conforme los vayas dejando partir, la ligereza te trasladará al ser en un ascensor directo al corazón, a tu verdadera vocación y a tus talentos y habilidades. 

Sé sin prisa, deteniéndote en cada instante y sorbiéndolo para sacarle el jugo del aprendizaje y del sentir. Cárgate de energía para llevar a cabo tu propósito, una vez clarificado, y vuela con tus alas de hada en las colinas de la Tierra para acercarte al paraíso que te vio nacer y que te espera con la luz radiante de las estrellas. Llega a tu destino limpia, pura, cristalina como el hada que naciste en un reino mágico que es posible acercar a la Tierra a través de los cuentos, los niños y adultos que no han olvidado su infancia y creen en las hadas y los seres elementales, guardianes de la naturaleza y las dimensiones.

                                           Imagen registrada en Safe Creative
 
La belleza de tu alma se manifiesta en tu cuerpo sereno y vigía de la espiritualidad del ser, pero debes ser capaz de llegar a este estado y de tomarte el tiempo necesario para ello. Tu evolución sigue su curso y para ello estás enormemente asistida, para no ir atrás en el camino y no errar innecesariamente. 

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Tus lágrimas corren por tus mejillas pero la sonrisa aflorará con fuerza al igual que lo hace el alba tras la noche oscura. Experimentas un renacer, al igual que lo hacen las flores, renaciendo bellísimas al amanecer, con la caricia de los primeros rayos del sol naciente. Una caricia que se posa sobre sus pétalos de paz, pétalos que se elevan con la brisa y corretean tras las mariposas, en el cielo azul para encontrarse con tu vuelo de hada y escaparos juntos allá a donde pertenecéis: un lugar donde nacen los cuentos y la magia, un lugar que se dirige a los niños y a las leyendas de castillos, princesas, hadas, guerreros espirituales y elfos diestros en el arte de la lucha.

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Autora: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustraciones inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustraciones: Acuarela y Pastel

Canalización de los guias

Los animalitos del bosque te saludan esta mañana y aparecen ante ti con total naturalidad. Te sientes bien con ellos. Ahora mismo, además, estás embriagada por el suave aroma de las flores que se cuela en los pliegues de tu alma y te hace sentir especial. En plena naturaleza encuentras tu hábitat sagrado o tu lugar en el mundo. 

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Te bañas en aguas medicinales, terapéuticas en un santuario natural que pocos conocen pero tú respetas y amas el hábitat del planeta Tierra y por eso ostentas el privilegio de bañarte en sus aguas más puras y cristalinas. La temperatura caliente de estas aguas te relaja, sana tus articulaciones y tonifica tus músculos. Te sientes una privilegiada por poder disfrutar de este manantial sanador. Aquí trabajas por el planeta y por sus niños, esos destinados a cambiar el mundo y que tú instruyes desde tu intuición natural en las hadas, elfos, duendes y  gnomos. A los niños les encantan esos seres pues les muestran como estar enraizados en el ahora y acceder al conocimiento supremo de cada instante. 

Comulgar con el instante y con la propia alma es uno de los secretos del autoconocimiento y de la elevación espiritual que no precisa de la comprensión pero sí de la experiencia para autorealizarse, aunque al final gracias a la experiencia llega la comprensión global y holística de este organismo vivo que llamamos Tierra y que convierte en nuestra madre desde que nacemos. Estás encantada con tu situación, con tu perfecto estado de salud y con el color brillante de tus ojos, iluminados de forma natural por la luz de tu alma salvaje, libre y hadada. Estás en la Tierra y no precisas del tiempo para manejarte según tu alma te guía. Todo contribuye a tu propósito y nada interfiere. 

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Las flores siguen oliendo tan bien como siempre y sabes que eso es porque los ángeles andan cerca. El olor a fresco de la hierba de la pradera y de la tierra recién llovida te recuerda tus orígenes infantiles, la pureza y la ausencia de miedo de esos días. Poco a poco vas recuperando los recuerdos de antaño, cuando simplemente eras antes de que te condicionaran para ser lo que no eres ni debías haber sido. Es posible recuperarte y ser lo que has venido a ser. Los niños y los animales te ayudan y juntos formáis el mejor de los equipos en plena naturaleza. 

El clima cálido y lluvioso te gusta pues te hace sentir viva y a gusto en este idílico lugar cuyas ciudades están bien equipadas y disponen de todos los servicios que precisas. La sencillez y la humildad de sus gentes es tal que a veces lloras por la sensación de bondad que desprenden y más que personas, estas gentes te parecen ángeles sólo que son tan sencillos y modestos que no se consideran divinos pero tú hace tiempo que has percibido su divinidad en sus corazones y que eres consciente de su propio vuelo en el ser de cada uno de ellos. Por eso ellos aman su tierra, su gente, su familia, preservan el entorno, la naturaleza, las especies animales y vegetales y los admiras y respetas por todo ello. Son tus maestros. Maestros del Respeto y de la Humildad, tanto niños como adultos. 

Los niños son niños sabios, destinados a ser grandes maestros espirituales desde el camino de la paz del espíritu y la creatividad del ser, de un ser amante de todo cuanto le rodea. Sientes palpitar el corazón de estas tierras en todas partes, en cada árbol, en cada río, en cada mar, en cada habitante, en cada volcán. Hoy los volcanes parecen querer hablarte y contarte historias de hace miles de años que pertenecen a estas hermosas tierras y a sus bellas gentes. 

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Llévate un pedazo de piña a la boca y disfruta de su dulzura. Aquí todo es puro y limpio como el corazón de las hadas. Este lugar está repleto de ellas y por eso ellas te han traído aquí. Pronto entrarás en contacto con la cultura de los elfos y te convertirás en la vigía de la bahía: el mundo marino también precisa de ti. Delfines, horcas, morsas, ballenas, pingüinos, cachalotes y demás se convertirán en tu corte habitual para transmitirte la sabiduría de los mares, esa que ahora comparten con sirenas y ondinas. Aunque siempre has preferido la tierra firme, se te pide que medites por los mares y que les envíes todo tu amor, ese amor que debes aprender a sentir por ti misma con tanta fuerza como la de las olas que baten en los acantilados.


Autora: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustraciones inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual 
Técnica ilustraciones: Acuarela y Pastel

domingo, 6 de abril de 2014

Canalización de los guías


Tu isla rebosa frescura y pureza. El ganado pasta tranquilo al abrigo de los primeros rayos de sol. Tras ellos se ocultan los ángeles, deseosos de ayudar a la humanidad y de alentarla a engendrar pureza de corazón. 

Cada vez que ves despuntar el sol tras la cordillera, consideras una bendición estar apaciblemente sentada en tu colina, disfrutando de la paz del alba. Aquí eres tú misma y te sientes a rebosar de felicidad. A veces, correteas en la pradera como cuando eras niña, persiguiendo a las mariposas o tratando de alcanzar a los pájaros. 

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La Madre Tierra te colma de alegría y te devuelve la seguridad y el amor que disfrutabas en tu infancia. Te sientes satisfecha, bien atendida, colmada y plena. Estas tierras mágicas y serenas sanan las heridas de tu corazón y devuelven la luz de tu alma que ya brilla como las estrellas del firmamento añil.

El canto de las sirenas mece las aguas, aquellas que tanto amas y que constituyen un bálsamo hidratante para tu cuerpo y para tu mente. El agua fresca del manantial resulta terapéutica y te baña el alma con tanto amor que tu niña interior resurge con fuerza y voz parlanchina hoy.

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Los niños constituyen parte importante de esta sociedad sencilla que se ha criado en el respeto a la madre naturaleza y que se siente orgullosa de su belleza a la cual preserva con sus garras, si fuera necesario. 

Un lazo especial une aquí el cielo con la tierra y, de esta manera, las palmeras y otros árboles se funden con el azul de las aguas en un contraste sublime que a tí te parece angelical y divino. Es en esa fusión donde hallas ángeles, duendes, hadas, sirenas, elfos y gnomos. Aquí lo bello se funde con lo bello, creando un grado máximo de perfección que no escapa a tus sentidos. 

El colorido del paisaje es espectacular y la presencia de los animales, respetados por los habitantes, te hace sentirte en casa. 

Los lirios del valle y las orquídeas son la corona de este reino animal y vegetal cuyo trono reside en el corazón humilde de sus gentes que ven tranquilos la vida pasar. Aquí el tiempo se ralentiza, se enlentece, es como si el reloj de cuerda se detuviera para adaptarse completamente al latido de tu corazón, al latido de la madre tierra que brota en cada una de las flores, en el subsuelo, en el murmullo del arroyo y el susurro de las hojas de los árboles.

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La pradera renace hoy bellísima, con aroma a flores exóticas y a briznas de hierba fresca. El cielo luce radiante y sereno, enseñoreado por águilas y otras aves, las verdaderas dueñas del lugar que hoy hacen divertidas malabares en el aire, como jugando con él. En el mar se ven tortugas, ballenas, delfines, cachalotes. Este lugar es un canto a la vida que te está esperando y te recuerda quien eres.


Autora: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustración inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual 
Técnica ilustraciones: Acuarela

Canalización de los guías

Las flores emanan hoy una fragancia especial que envuelve mi corazón de un manto de serenidad y sensualidad. Me siento querida, respetada y apreciada en esta tierra nueva para mí cuyo lenguaje me llega profundo al corazón. El lenguaje de los volcanes, de las montañas, de los árboles, de las flores, de los símbolos, de la geología del lugar, de los lugareños y sobre todo el de los niños y los animales. 

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Desde este bosque de cedros, encinas, robles, hayas, chopos y pinos escucho a lo lejos el murmullo del riachuelo el cual me refresca los sentidos. El balar y el mugir del ganado, junto al cencerro de las reses, también se escucha como telón de fondo en esta colina divina donde las gotas de rocío embellecen las flores sobre las que se aposentan hasta que el calor las derrite. Eso me recuerda la temporalidad y la fragilidad a la que todos estamos sometidos y que hay que compensar con el amor a cada instante, al amor por la vida en sí misma sin condicionarlo al exterior. 

Este valle se engalana hoy de belleza y perfume del alma de sus montañas y es ese perfume el que se funde con la luz de mi alma vespertina que se rinde esta tarde al culto a la vida rural, escuchando el latido de la madre naturaleza. Paseo y cruzando el bosque, penetro en las entrañas de la Tierra hasta llegar a una cueva tan bellamente iluminada que es como si los mismísimos ángeles la custodiaran. 

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Los rayos del atardecer transforman las paredes de piedra en un lugar bañado de luz celestial donde la magia cobra vida con la voz del silencio. La cueva me da confianza y me siento en postura de sedestación para respirar hondo y llenarme de la paz de este lugar especial donde todo irradia paz y sencillez. Son precisamente éstas las cualidades de los lugareños, aquellos cuya sabiduría más que con las palabras se transmite con sus actos y gestos. La nobleza de su alma no requiere de de alhajas ni de ropa ostentosa sino de una luz pura que los acompaña desde su nacimiento y que han ido potenciando durante el crecimiento y la evolución. Ése es su don divino: el trabajo con la luz de su alma, a la cual entregan su vida y destinan su existencia.

Aquí, en la cueva no preciso de guías pues cada una de las gentes con las que me cruzo a diario es uno de ellos. Resulta como si en lugar de tratar a diario con personas, tratara con ángeles con cuerpo de carne y hueso y ésa es la idea con quien me fundo en meditación, agradeciendo con todas mis fuerzas la valiosa oportunidad de estar aquí y ahora en este lugar donde la principal diosa es la naturaleza y donde lo sagrado se dirige a cada uno de sus elementos. 

El canto de la alondra y del ruiseñor me abraza y me recuerda a cuando era una niña feliz, alegre y pizpireta, una niña que por fin ha regresado a mí y me sonríe con ternura e ilusión. Me señala un nuevo camino y lo emprendo.



Autora: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustración inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual 
Técnica ilustraciones: Pastel
 
 

Canalización de los guías

Te elevas cálida y serena entre la bruma matinal como una hada que se ha escapado de su reino mágico para recrearse en la belleza de este paraíso natural llamado Tierra. Todo aquí rezuma vida y perfección y la vida se abre paso de una forma tan natural y espontánea que te enternece sobre todo cuando ves crecer a las crías de los animales. Tomarlas en tus brazos te hace saltar las lágrimas al percibir su inocencia y su pureza. Son almas que han venido a evolucionar y a abrirse paso y tú estás contribuyendo a ello. La simpatía de algunos de estos animales te ha robado el corazón y te equilibra las emociones pues te enseña la alegría inherente a las etapas incipientes del crecimiento. 

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También capta tu atención la dedicación y la entrega de los animales en la crianza de sus hijos: como los alimentan y les prestan toda su atención para que crezcan sanos. Una vez cumplido el cometido de los progenitores, éstos se apartan para que su prole pueda ser capaz de seguir su propio camino una vez que han aprendido a valerse por sí mismo. Existe nobleza y desapego en esta actitud de los progenitores, en la de permitir que sus crías, una vez criadas, sean libres de partir y de emprender su propio rumbo solas pero con las valiosas lecciones de aprendizaje que sus padres les han brindado. 

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El crecimiento de estas crías te acerca al milagro de la vida y a la ternura que estos animalitos desprenden. Despiertan en ti un sentimiento de protección que nunca antes habías sentido y te hace sentir tan limpia y pura por dentro como una hada.

Ves despuntar los primeros vuelos de esas aves que están creciendo en sus niditos y aunque todavía son vuelos temerosos bajo la atenta mirada de sus progenitores, esta actitud de las crías supone su primer paso hacia la libertad de cruzar el firmamento bajo el sol o las estrellas.

Agradeces tener la oportunidad de conocer profundamente el mundo de los animales, un mundo sin juicios que te está ayudando a comprender y a ser más tolerante con la raza humana.

Autora: María Jesús Verdú Sacases


Texto e ilustración inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual


Técnica ilustraciones: Acuarela/Pastel