Querida Eva:
La senda de la iluminación no es fácil pues está hecha para las almas fuertes que enfrentan su destino con la paz del alma y aprenden a creer firmemente en ellas a pesar de todo y de los demás. Son almas que actúan desde el amor pero con rigor si resulta necesario pues ser demasiado condescendiente conduce a malcriar el ego en lugar de hacerlo converger con el alma. Y lo mismo hacia los demás, aunque nos pese.
Una de las principales enseñanzas álmicas resulta la bendición de estar solo sin sentirse solo pues siempre nos tenemos a nosotros mismos. También de estar acompañado sin sentirse agobiado o limitado, pues si ése fuera el sentimimento, cabría marcar límites para preservar nuestro espacio y no perder nuestro contacto con el fuero interno.
El diágolo interior es fundamental para conocerse a uno mismo y por añadidura comprender los motivos de actuación de aquellos de nuestro entorno, comprenderlos, aunque no siempre los compartamos ni transijamos a sus caprichos egoicos que nublan la visión de su alma, mas no la nuestra. Sin embargo, no por ser poseedores de esa claridad debemos considerarnos por encima ni por debajo de ellos, sino simplemente a otro nivel de conocimiento que nos aporta esa nueva visión que hay que acabar aceptando hasta que no nos sintamos dolidos por ese nuevo conocimiento sobre los demás (al igual que hemos ido aceptando nuestro nuevo conocimiento sobre nosotros mismos). Ellos son libres de evolucionar o de involucionar. Sin embargo, nuestro compromiso álmico es el de evolucionar, ayudándonos a nosotros mismos y, si corresponde, a los demás, en caso de que se preste la situación y deseen ser ayudados pues ellos son libres de seguir dormidos o de despertar. Debemos respetarlo y en lugar de sentirnos solos o vacíos, aprender a agradecer el ser capaces de verlo todo desde otra perspectiva que, si bien puediera resultarnos desgarradora al principio, acabará por hacernos más sabios, fuertes y comprensivos pues cada alma escoge su propio ritmo de aprendizaje y lo que no haga en una vida o varias, lo hará en las siguientes.
Nosotros somos libres de permanecer o apartarnos de aquellas almas que no están sumamente comprometidas todavía con el aprendizaje del alma y si estar con ellas, implica nuestra involución o daña el propósito o propósitos del alma, entonces desde el amor y entendimiento hacia el camino evolutivo de esas almas, somos libres de seguir nuestro camino con amor en el corazón y palabras de despedida y agradecimiento por todo lo aprendido y compartido pues la vida es un conjunto de pasos, inicios, finales, despedidas y reencuentros. A veces, esos reencuentros se producen cuando esas almas están más preparadas, sobre todo, si se han separado por falta de preparación por alguna de las partes.
Pero no debemos sentirnos solos pues solos nacemos y solos morimos y durante el camino nos separamos y nos reencontramos, nos saludamos y nos despedimos. Así resulta la dualidad y la transitoriedad que nos hace más humanos y más comprensivos con la libertad de cada cual, con nuestra propia libertad en la cual debemos aprender a cortar lazos insanos sobre todo cuando el amor deja de ser incondicional y resulta contaminado con resentimiento, otros condicionamientos o limitado por el egoísmo de una o varias almas en las cuales cobra mayor fuerza el ego. Pero poco a poco irá cayendo todo. Sin embargo, hasta que no llegue este punto de equilibrio, debemos transitar nuestro camino con paciencia, sin darle la espalda a nuestra verdad, intuición y seguir de acuerdo a ella, en un no hacer y en un hacer comprometidos con la luz del alma, ésa que nos habla con su propia voz y late según el ritmo del corazón.
Resulta dura la existencia pero a veces se viven buenos momentos y se provocan sonrisas y por esas sonrisas, todo merece la pena pues nos iremos, habiendo dejado amor y aunque nuestras enseñanzas hacia otros no siempre sean bien recibidas, no por eso no habremos dejado de escribir el libro de nuestro destino y cumplido con él. Acabaremos cobrando deudas pendientes y también reparando el dolor previamente provocado. Así que una opción sería asegurarnos de no dejar dolor a los demás sin que ello signifique someterse a ellos y también asegurarnos de no sentir dolor por los agravios y juicios recibidos, habiéndolos soltado y dejándolos marchar allá donde les corresponda. Así, nuestro corazón queda libre y nuestras alas ligeras para volar y llevarnos a donde nos pertenezca, allá donde la sonrisa del corazón se borda con hilos infinitos de luz dorada y amor por doquier.
Eva, seguimos contigo y te enviamos lazos azules, palabras azules, flores azules y bellos recuerdos de infancia donde corrías libre y sin pretensiones, simplemente, alegre en el ahora y libre de parlotear y cantar con los ángeles. Te queremos, Eva, admiramos tu trayectoria y aunque nadie te lo diga, llevas con dignidad tu destino y brillas con tu bandera, la cual ondea grande y ligera en un cielo colmado de estrellas así como las bendiciones que estás predestinada a recibir aún sin esperarlas.
Gracias por haber dejado atrás todos los juicios, por no tener tanto en cuenta los recibidos y por aprender a ser cada día más libre en un sueño que resulta real para muchos pero que para ti cada día va cayendo hasta llegar al abismo, al borde del precipio que estás destinada a ver con claridad para no acabar cayendo al vacío y poder así sostenerte en la verdad de tu alma, que conoce su destino, confía en su verdad y fluye con paz con cada ahora.
Gracias por ser como eres, querida Eva.
Autora: María Jesús Verdú Sacases
Autora: María Jesús Verdú Sacases
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