Hoy, Eva, una brisa de agua marina te envuelve el corazón y te refresca el alma. El olor a salitre hace saltar de alegría a tu corazón y te agudiza los sentidos. Aunque se trate de una brisa suave y sutil, percibes una fragancia casi oculta, pero cautivadora, invisible como si obra de los ángeles se tratara. Esta brisa acuosa impulsa el curso de los acontecimientos con una fluidez ágil y serena que sigue el camino que le corresponde por derecho divino.
Transparente y cristalina como el agua del mar, hoy tu cuerpo se siente grácil y despierto, como si un millar de niños se personalizaran en tu interior. Contienes alegría renovada que te ancla en un vivir improvisado pero consciente, espontáneo, libre y genuino, fruto de tu enraizamiento en el ahora mismo.
Con destellos de iluminación, tus alas se posicionan para poder llegar a los tesoros que te pertenecen. Estos tesoros ocultos a las miradas ajenas, pero que ahora se muestran desnudos antes tus ojos ecuánimes y compasivos. Por eso ppodrás comprender lo que otros no pueden.
En tu caminar onírico, seguirás recibiendo nuevos mensajes cuyo entendimiento te habilitará para estadios superiores. Allá arriba, Eva, no cuentan la riqueza material, ni los engaños ni las obligaciones o pretensiones interesadas, tan sólo la verdad del amor con el que has vivido o vives y la coherencia mantenida con el alma.
Tú estás acumulando este tesoro y tus alas sabrán adonde llegar con una enorme sonrisa. Vives con coherencia y claridad y de acuerdo al corazón por lo que este tesoro reluce aquí y ahora y tomar tan sólo un pedacito de él, te acercará al cielo del ahora, ese que tan sólo precisa del instante para vivir sintiendo a flor de piel. Meros actos como respirar o caminar te llenarán de dicha y te conducirán a experimentar un permanente estado de milagro que cautivará el mundo. Todos los que deseen despreciarlo, están en su derecho pero les acumulará karma y deberán de disolverlo en el futuro. Es importante no dejar pasar las maravillas que se despliegan ante nosotros cada día y guardar reverencia hacia ellas, incluso hacia lo inanimado pues éste nos hace un acto de servicio y nos facilita el día a día, cosa que muchos ignoran y, consecuentemente, olvidan agradecer.
Da las gracias en recogimiento o en silencio a los bancos de la plaza que te permiten sentarte con comodidad para observar el paisaje urbano, da las gracias a las papeleras, a las aceras, a las estructuras de los edificios y a todos sus componentes y hazlo también con las escaleras que nos permiten desplazar entre las diferentes plantas. Pídele mentalmente a la maquinaria que viva en armonía con la Tierra, aunque no depende siempre de ella, sobre todo cuando es tocada por la mano ambiciosa del hombre. Agradece a cada electrodoméstico del hogar su servicio, su buen funcionamiento. Agradece a la taza de té o café cuyo humo y agradable aroma se escapa hacia el cielo, besando a los ángeles.
Agradece a tu ropa por vestirte y abrigarte en lugar de maldecir la que no tienes o no puedes permitirte. Agradece a tu maquillaje, a tu peine, a tu jabón, a tus toallas, a tu secador de pelo que estén ahí para ti. Dedica palabras amables y silenciosas al mundo inanimado. Esto le conferirá vida y le ayudará a cumplir mejor su cometido, el de servir a su dueño. Visualiza la economía limpia, sin obstáculos ni corrupción, respondiendo al amor para el que fue creada la raza humana. Visualízanos a tus guías pegaditos a ti, querida Eva, porque, créeme, resulta tan cierto que estamos siempre contigo como esos buenos días que te encantaba prodigarle a tu padre. Él está contigo y te ayuda a impulsar tus dones. Son tuyos y debes recuperarlos. No le gusta verte desesperada. Estate tranquila.
Tus guías te saludamos desde el cielo y te mandamos luz de arco iris.
Para Eva.
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