Admiramos tu fortaleza y tu esfuerzo para seguir adelante y seguir sonriendo del mismo modo en que lo hacías cuando eras niña.
Sigue tratando de ser tú misma. Realmente, estás rescatando a la niña hermosa que fuiste y eso te hace sentir mejor. Tú y ella ahora vais de la mano y por eso no puedes sentirte sola ni desprotegida. Te vales por tí misma y aunque las cosas podrían haber sido diferentes, tú sobrellevas las situaciones con dignidad y alegría.
Sigue imprimiendo la expresión de tu alma en cada pensamiento y acción y despreocúpate de los siguientes pues todo es por sí mimo en el camino de la iluminación y nada puede controlarse pero sí tomar consciencia y que la respuesta adecuada venga a ti en su preciso momento como por arte de magia.
Ahora lloras menos pues tu niña interior cada vez tiene mayor cabida en tu vida y estáis convergiendo hacien el ser hermoso que sois.
La felicidad reside en la sencillez, la claridad, la coherencia y la paz con uno mismo. También en se halla en actitudes humildes y en la dignidad de la existencia. Eso es lo que te hará tocar la ascensión y que tu intuición y prudencia cobren protagonismo y fuerza y que alcen su voz en tu pecho.
Sírvete generosamente de lo poco pero gratificante que la vida te da: la brisa fresca, los rayos del sol, las gotas de lluvia, la briznas de la hierba tierna, la comida saludable y tu corazón empezará a bailar. Siéntete duende y baila con nosotros a la luz de las estrellas. Te pedimos, Eva, que cuando las contemples, pienses en nosotros.
Para Eva
De tus duendes guía en las luces de la noche
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